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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

al mismo tiempo, está más dispersa. Su vela arde y es cada vez más corta. La cultura<br />

popular lo llama "<strong>con</strong>sumirse", pero es algo más <strong>que</strong> eso, es hambre del alma.<br />

Cuando se llega a este extremo, no <strong>que</strong>da más remedio <strong>que</strong> hacer una cosa;<br />

la mujer sabe finalmente, no <strong>que</strong> quizá o <strong>que</strong> a lo mejor volverá a casa sino <strong>que</strong><br />

tiene <strong>que</strong> volver a casa.<br />

La promesa <strong>que</strong> se hace en el cuento es una promesa rota. El hombre, <strong>que</strong><br />

también está reseco y tiene la cara llena de grietas por haber permanecido tanto<br />

tiempo solo, ha <strong>con</strong>seguido <strong>que</strong> la mujer foca entre en su casa y su corazón,<br />

prometiéndole <strong>que</strong>, al cabo de un cierto período, él le devolverá el pellejo y entonces<br />

ella podrá <strong>que</strong>darse <strong>con</strong> él o regresar a su país si así lo desea.<br />

¿Qué mujer no se sabe de memoria esta promesa rota? "En cuanto termine<br />

esto <strong>que</strong> estoy haciendo me podré ir. En cuanto pueda marcharme... Me iré en<br />

primavera. Me iré pasado el verano. Cuando <strong>los</strong> niños vuelvan a la escuela... Más<br />

tarde en otoño cuando <strong>los</strong> árboles son tan hermosos, me iré. Esperaré hasta la<br />

primavera... Esta vez lo digo en serio."<br />

El regreso a casa es especialmente importante cuando la mujer ha estado<br />

ocupada <strong>con</strong> cuestiones del mundo exterior y ha permanecido en él demasiado<br />

tiempo. ¿Qué duración tiene este tiempo? En cada mujer es distinta, pero baste<br />

decir <strong>que</strong> las mujeres saben <strong>con</strong> absoluta certeza cuándo han permanecido demasiado<br />

tiempo en el mundo y ya es hora de regresar casa. Sus cuerpos están en<br />

el aquí y el ahora, pero sus mentes están muy lejos.<br />

Se mueren de ganas de iniciar una nueva vida. Ansían volver al mar. Viven<br />

simplemente para el mes <strong>que</strong> viene, hasta <strong>que</strong> pase el semestre, están deseando<br />

<strong>que</strong> termine el invierno para poder volver a sentirse vivas, están deseando <strong>que</strong><br />

llegue una fecha místicamente establecida en algún momento del futuro en la <strong>que</strong><br />

finalmente serán libres de hacer algo prodigioso. Creen <strong>que</strong> se morirán si no...<br />

(llena tú misma el espacio en blanco). Y todo tiene un aire de duelo. Experimentan<br />

desasosiego. Sensación de privación. Nostalgia. Tiran de <strong>los</strong> hi<strong>los</strong> sueltos de<br />

su falda y se pasan largo rato mirando a través de las ventanas. Y no se trata de<br />

un malestar transitorio. Es algo permanente <strong>que</strong> se va intensificando <strong>con</strong>forme<br />

pasa el tiempo.<br />

Pese a lo cual, las mujeres siguen <strong>con</strong> sus rutinas cotidianas, miran <strong>con</strong><br />

expresión sumisa, sonríen <strong>con</strong> afectación y se comportan como si se sintieran<br />

culpables. "Sí, sí, ya lo sé —dicen—. Tendría <strong>que</strong> hacerlo, pero, pero, pero ... " Los<br />

"peros" de sus frases son la señal de <strong>que</strong> han permanecido demasiado tiempo en<br />

el mundo exterior.<br />

Una mujer incompletamente iniciada <strong>que</strong> se encuentra en este estado de<br />

disminución cree equivocadamente <strong>que</strong> adquirirá un mayor re<strong>con</strong>ocimiento espiritual<br />

<strong>que</strong>dándose donde está <strong>que</strong> yéndose. Otras se sienten atrapadas y, tal como<br />

dicen en México, tienen <strong>que</strong> dar un tirón fuerte a algo y tiran incesantemente<br />

de la manga de la Virgen en su afán de demostrar <strong>que</strong> son buenas y aceptables.<br />

Pero hay otras razones por las <strong>que</strong> la mujer se siente dividida. No está<br />

acostumbrada a permitir <strong>que</strong> <strong>los</strong> demás lleven las riendas. Puede ser una practicante<br />

de la "letanía de <strong>los</strong> niños", esa <strong>que</strong> dice "Pero mis hijos necesitan tal cosa o<br />

tal otra, etc." (12). No se da cuenta de <strong>que</strong>, sacrificando su necesidad de regreso,<br />

está enseñando a sus hijos a sacrificar sus necesidades cuando sean mayores.<br />

Algunas mujeres temen <strong>que</strong> <strong>los</strong> <strong>que</strong> las rodean no comprendan su necesidad<br />

de regresar a casa. Y puede <strong>que</strong> no todo el mundo la comprenda. Pero la <strong>que</strong><br />

tiene <strong>que</strong> comprenderla es la propia mujer. Cuando una mujer regresa a casa siguiendo<br />

sus propios cic<strong>los</strong>, <strong>los</strong> <strong>que</strong> la rodean tienen <strong>que</strong> entregarse a la tarea de<br />

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