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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

llegar a una auténtica intimidad es algo así como abrir un mágico taller de purísimo<br />

cristal, o eso por lo menos nos parece a nosotras. Un amante puede crear<br />

y/o destruir hasta nuestras <strong>con</strong>exiones más duraderas <strong>con</strong> nuestros propios cic<strong>los</strong><br />

e ideas. Hay <strong>que</strong> evitar al amante destructivo. El mejor amante es el <strong>que</strong> está<br />

hecho de poderosos múscu<strong>los</strong> psíquicos y tierna carne. A la Mujer Salvaje tampoco<br />

le viene mal un amante un poco "psíquico", es decir, una persona capaz de<br />

"ver su corazón por dentro".<br />

Cuando a la Mujer Salvaje se le ocurre una idea, el amigo o amante jamás.<br />

le dirá: "Pues, no sé... me parece una auténtica bobada [una exageración, una<br />

cosa imposible, muy cara, etc.]." Un verdadero amigo jamás dirá eso. Puede <strong>que</strong><br />

diga: "No sé si lo entiendo. Dime cómo lo ves. Explícame cómo piensas hacerlo."<br />

Un amante/amigo <strong>que</strong> la <strong>con</strong>sidere una criatura viva <strong>que</strong> está creciendo<br />

como el árbol crece en la tierra o una planta de ficus en la casa o una rosaleda en<br />

el patio de atrás, un amante y unos amigos <strong>que</strong> la miren como un auténtico ser<br />

vivo <strong>que</strong> respira y <strong>que</strong> es humano, pero está hecho, además, de otras muchas cosas<br />

bonitas, húmedas y mágicas, un amante y unos amigos <strong>que</strong> presten su apoyo<br />

a la criatura <strong>que</strong> hay en ella, éstas son las personas <strong>que</strong> le <strong>con</strong>vienen a la mujer,<br />

pues serán sus amigos del alma toda la vida. La esmerada elección de <strong>los</strong> amigos<br />

y amantes y también de <strong>los</strong> profesores es esencial para <strong>con</strong>servar la <strong>con</strong>ciencia, la<br />

intuición y la ardiente luz <strong>que</strong> ve y sabe.<br />

Para <strong>con</strong>servar su <strong>con</strong>exión <strong>con</strong> lo salvaje la mujer tiene <strong>que</strong> preguntarse<br />

qué es lo <strong>que</strong> quiere. Es la separación de las semillas mezcladas <strong>con</strong> la tierra.<br />

Una de las más importantes distinciones <strong>que</strong> podemos hacer es la <strong>que</strong> corresponde<br />

a las cosas <strong>que</strong> nos atraen y las cosas <strong>que</strong> necesita nuestra alma.<br />

Y eso se hace de la siguiente manera: Imaginemos un bufé <strong>con</strong> cuencos de<br />

crema batida, bandejas de salmón, panecil<strong>los</strong>, rosbif, macedonia de fruta, enchiladas<br />

verdes, arroces, salsa curry, yogures y toda suerte de platos para muchísimos<br />

invitados. Imaginemos <strong>que</strong> la mujer echa un vistazo, ve ciertas cosas <strong>que</strong> la<br />

atraen y se dice: "Me gustaría tomar un poco de esto, un poco de a<strong>que</strong>llo y un<br />

poco de lo otro. "<br />

Algunos hombres y mujeres toman las decisiones de su vida de esta manera.<br />

A nuestro alrededor hay todo un mundo <strong>que</strong> nos llama incesantemente, <strong>que</strong><br />

penetra en nuestras vidas y despierta y crea unos apetitos donde apenas había<br />

ninguno. En esta clase de elección, elegimos una cosa por el simple hecho de tenerla<br />

delante de nuestras narices en a<strong>que</strong>l momento. No es necesariamente lo<br />

<strong>que</strong> <strong>que</strong>remos, pero nos parece interesante y, cuanto más la miramos, más nos<br />

atrae.<br />

Cuando estamos unidas al yo instintivo, al alma de lo femenino <strong>que</strong> es natural<br />

y salvaje, en lugar de <strong>con</strong>templar lo <strong>que</strong> casualmente tenemos delante, nos<br />

preguntamos: "¿Qué es lo <strong>que</strong> me apetece?" Sin mirar nada de lo <strong>que</strong> hay fuera,<br />

miramos hacia dentro y nos preguntamos "¿Qué quiero? ¿Qué deseo en este momento?"<br />

Otras frases alternativas podrían ser: "¿Qué es lo <strong>que</strong> más me seduce?<br />

¿Qué me apetece de verdad? ¿Qué es lo <strong>que</strong> más me gustaría? " Por regla general,<br />

la respuesta no tarda en llegar: "Pues creo <strong>que</strong> lo <strong>que</strong> más me apetece... lo <strong>que</strong> de<br />

verdad me gustaría es un poco de esto o de a<strong>que</strong>llo... sí, eso es lo <strong>que</strong> yo quiero."<br />

¿Lo hay en el bufé? Puede <strong>que</strong> sí y puede <strong>que</strong> no. En la mayoría de <strong>los</strong> casos,<br />

probablemente no. Tendremos <strong>que</strong> buscar un poco, a veces durante bastante<br />

tiempo. Pero, al final, lo en<strong>con</strong>traremos y nos alegraremos de haber sondeado<br />

nuestros más profundos anhe<strong>los</strong>.<br />

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