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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />
animal tiende a reaccionar a <strong>los</strong> olores, movimientos, instrumentos o sonidos similares a<br />
<strong>los</strong> <strong>que</strong> inicialmente le causaron daño. Y <strong>los</strong> seres humanos tienen la misma pauta de<br />
re<strong>con</strong>ocimiento y reacción.<br />
Muchos individuos <strong>con</strong>trolan el viejo material de <strong>los</strong> complejos apartándose de las<br />
personas o <strong>los</strong> a<strong>con</strong>tecimientos <strong>que</strong> <strong>los</strong> alteran. Semejante proceder es útil y racional<br />
algunas veces y otras no. Por ejemplo, un hombre puede evitar a todas las mujeres <strong>que</strong><br />
son pelirrojas como su padre, <strong>que</strong> lo pegaba. Una mujer puede apartarse de todos <strong>los</strong><br />
temas polémicos por<strong>que</strong> despiertan en ella demasiadas cosas desagradables. Sin embargo,<br />
<strong>con</strong>viene <strong>que</strong> reforcemos nuestra capacidad de afrontar toda clase de situaciones independientemente<br />
de <strong>los</strong> complejos, pues esta capacidad nos otorga una voz en el mundo<br />
y es la <strong>que</strong> nos permite modificar las cosas <strong>que</strong> nos rodean. Si sólo reaccionamos a<br />
nuestros complejos, nos pasaremos la vida es<strong>con</strong>didas en un agujero. Si podemos tolerar<strong>los</strong><br />
hasta cierto punto y utilizar<strong>los</strong> como aliados echando mano, por ejemplo, de nuestra<br />
antigua cólera para otorgar más fuerza a nuestras exigencias, podremos formar y reformar<br />
muchas cosas.<br />
4. Existen algunos trastornos cerebrales orgánicos cuya principal característica es<br />
la cólera des<strong>con</strong>trolada. En tales casos hay <strong>que</strong> recurrir a la medicación y no a la psicoterapia.<br />
Pero aquí estamos hablando de la cólera provocada por el recuerdo de algún tipo<br />
de tortura psicológica del pasado. Debo añadir <strong>que</strong> en las familias en las <strong>que</strong> hay algún<br />
miembro especialmente "sensible", cabe la posibilidad de <strong>que</strong> otros hijos de la familia <strong>con</strong><br />
distintas <strong>con</strong>figuraciones psicológicas no se sientan tan torturados como éste a pesar de<br />
recibir un trato similar.<br />
Los hijos tienen distintas necesidades y distintos "grosores de piel, distintas capacidades<br />
de percibir el dolor". El <strong>que</strong> tenga menos "receptores" por así decirlo, será el menos<br />
afectado por <strong>los</strong> ma<strong>los</strong> tratos. El hijo <strong>que</strong> tenga más sensores, lo percibirá todo <strong>con</strong><br />
más intensidad y puede <strong>que</strong> incluso perciba profundamente las heridas de <strong>los</strong> demás. No<br />
es una cuestión de verdad o mentira sino de capacidad de recibir las transmisiones <strong>que</strong><br />
se producen a su alrededor.<br />
En la educación de <strong>los</strong> hijos, la antigua máxima, por la <strong>que</strong> cada hijo se tendría<br />
<strong>que</strong> educar no según <strong>los</strong> manuales sino según lo <strong>que</strong> uno averigua por medio de la observación<br />
de la sensibilidad, la personalidad y las cualidades, es el mejor <strong>con</strong>sejo. En el<br />
mundo de la naturaleza, a pesar de <strong>que</strong> ambos son muy hermosos, un delicado filodendro<br />
puede resistir sin agua mucho tiempo mientras <strong>que</strong> un sauce, <strong>que</strong> es mucho más<br />
grande y pesado, no puede. Esta misma variación natural se registra también en <strong>los</strong> seres<br />
humanos.<br />
Por otra parte, no hay <strong>que</strong> deducir <strong>que</strong> la cólera de un adulto sea un indicio seguro<br />
de una asignatura pendiente de su infancia. Hay mucha necesidad y espacio para la<br />
justa cólera, sobre todo en <strong>los</strong> casos en <strong>que</strong> las llamadas a la <strong>con</strong>ciencia, hechas <strong>con</strong><br />
dulzura y moderación, han sido desatendidas. La cólera es el siguiente paso en la jerarquía<br />
de la llamada de atención.<br />
Sin embargo, <strong>los</strong> complejos negativos pueden <strong>con</strong>vertir la cólera normal en una<br />
ardiente furia destructora; el catalizador es casi siempre muy leve, pero la persona reacciona<br />
como si tuviera una enorme importancia. Muchas veces las disonancias de la infancia,<br />
<strong>los</strong> golpes <strong>que</strong> recibimos en ella, pueden influir positivamente en las posturas <strong>que</strong><br />
adoptamos en la edad adulta. Muchos dirigentes <strong>que</strong> encabezan grandes grupos políticos,<br />
culturales o de otro tipo lo hacen de una manera mucho más nutritiva y mucho mejor<br />
<strong>que</strong> a<strong>que</strong>lla en la <strong>que</strong> el<strong>los</strong> mismos se educaron.<br />
5. Por boca de algunas viejas cuentistas japonesas he oído una variación del tema<br />
del "oso como figura valiosa" en la <strong>que</strong> el oso es estrangulado por una fuerza del mal y,<br />
como <strong>con</strong>secuencia de ello, no puede surgir nueva vida entre las personas <strong>que</strong> adoraban<br />
al oso. El cuerpo del oso se entierra entre grandes manifestaciones de dolor y de duelo.<br />
Pero las lágrimas de una mujer <strong>que</strong> caen sobre la tumba devuelven la vida al oso.<br />
6. La liberación de la antigua cólera calcificada, trozo a trozo y capa a capa, es<br />
una tarea esencial para las mujeres. Es mejor sacar esta bomba al aire libre y hacerla<br />
estallar <strong>que</strong> dejar <strong>que</strong> explote cerca de personas inocentes. Vale la pena intentar desacti-<br />
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