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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

sobre todo por culpa de introyecciones <strong>que</strong> la exhortan a ser amable, a comportarse<br />

bien y, especialmente, a mostrarse ciega ante <strong>los</strong> abusos de <strong>que</strong> está siendo<br />

objeto.<br />

Psíquicamente es difícil establecer a primera vista la diferencia entre las no<br />

iniciadas <strong>que</strong> todavía son jóvenes y, por <strong>con</strong>siguiente, ingenuas, y las mujeres<br />

cuyo instinto ha sido dañado. Ni unas ni otras saben gran cosa acerca del oscuro<br />

depredador y, por este motivo, todas siguen siendo crédulas. Pero, afortunadamente<br />

para nosotras, cuando el elemento depredador de la psi<strong>que</strong> de una mujer<br />

se pone en marcha, deja en sus sueños las in<strong>con</strong>fundibles huellas de su paso. Y<br />

dichas huellas <strong>con</strong>ducen finalmente a su descubrimiento, captura y <strong>con</strong>tención.<br />

La cura, tanto para la mujer ingenua como para a<strong>que</strong>lla cuyo instinto ha<br />

sido lesionado, es la misma: Practicar la escucha de la propia intuición, de la<br />

propia voz interior; hacer preguntas; sentir curiosidad; ver lo <strong>que</strong> se tenga <strong>que</strong><br />

ver; oír lo <strong>que</strong> se tenga <strong>que</strong> oír; y actuar desPués de acuerdo <strong>con</strong> a<strong>que</strong>llo <strong>que</strong> una<br />

sabe <strong>que</strong> es verdad. El alma recibe al nacer las facultades intuitivas. Es posible<br />

<strong>que</strong> éstas estén cubiertas por años y años de cenizas y excrementos, pero no es el<br />

fin del mundo, pues todo eso se puede limpia r. Frotando, rascando y practicando,<br />

la capacidad de percepción puede recuperar su estado inicial.<br />

Si <strong>con</strong>seguimos sacar esta capacidad de las sombras de la psi<strong>que</strong>, si ya no<br />

seremos unas simples víctimas de las circunstancias internas o externas. Cualquiera<br />

<strong>que</strong> sea la manera en <strong>que</strong> la cultura, la personalidad, la psi<strong>que</strong> u otro<br />

elemento exija <strong>que</strong> se vistan y se comporten las mujeres, por mucho <strong>que</strong> <strong>los</strong> demás<br />

quieran mantener a las mujeres amordazadas y vigiladas por diez adormiladas<br />

dueñas o carabinas, cualesquiera <strong>que</strong> sean las presiones <strong>con</strong> <strong>que</strong> se pretenda<br />

reprimir la vida emocional de una mujer, nada podrá impedir <strong>que</strong> la mujer sea lo<br />

<strong>que</strong> es, <strong>que</strong> eso sea el resultado del in<strong>con</strong>ciente salvaje y <strong>que</strong> se trate de algo muy<br />

pero <strong>que</strong> muy bueno.<br />

Es importante recordar <strong>que</strong>, cada vez <strong>que</strong> tengamos sueños protagonizados<br />

por el hombre oscuro, siempre existirá el <strong>con</strong>trapeso de una fuerza <strong>con</strong>traria preparada<br />

para echarnos una mano. Cuando recurrimos a la energía salvaje para<br />

compensar <strong>los</strong> efectos del depredador, ¿saben quién aparece de inmediato? La<br />

Mujer Salvaje se acerca salvando todas las vallas, <strong>los</strong> muros y <strong>los</strong> obstácu<strong>los</strong> <strong>que</strong><br />

el depredador ha levantado. No es un i<strong>con</strong>o <strong>que</strong> se cuelga en la pared como si<br />

fuera un retablo. Es un ser vivo <strong>que</strong> viene a nosotras en cualquier lugar y en<br />

cualquier situación. Ella y el depredador se <strong>con</strong>ocen desde hace muchísimo tiempo.<br />

Ella lo persigue a través de <strong>los</strong> sueños, a través de <strong>los</strong> cuentos y <strong>los</strong> relatos y<br />

a través de la vida entera de las mujeres. Dondequiera <strong>que</strong> él esté está ella, pues<br />

es la <strong>que</strong> <strong>con</strong>trapesa sus depredaciones.<br />

La Mujer Salvaje enseña a las mujeres a no ser "amables" cuando tengan<br />

<strong>que</strong> proteger sus vidas emocionales. La naturaleza salvaje sabe <strong>que</strong> el hecho de<br />

actuar <strong>con</strong> "dulzura" en tales circunstancias sólo sirve para provocar la sonrisa<br />

del depredador. Cuando la vida emocional está amenazada, el hecho de trazar en<br />

serio una línea de <strong>con</strong>tención es no sólo aceptable sino también preceptivo.<br />

Cuando la mujer así lo hace, su vida ya no puede sufrir intromisiones durante<br />

mucho tiempo, pues ella se da cuenta inmediatamente de lo <strong>que</strong> ocurre y puede<br />

empujar de nuevo al depredador al lugar <strong>que</strong> le corresponde. Ya no es ingenua.<br />

Ya no es un blanco ni un objetivo. Y ésta es la medicina <strong>que</strong> da lugar a <strong>que</strong> la llave<br />

—la llave pe<strong>que</strong>ñita <strong>con</strong> <strong>los</strong> adornos encima— deje finalmente de sangrar.<br />

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