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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

Y algo todavía peor; ¿qué ocurre cuando alguien reprime una desbordante<br />

energía y no le permite vivir? Como una cazuela de gachas de avena en malas<br />

manos, aumenta, aumenta y aumenta de tamaño hasta <strong>que</strong> estalla y todo su delicioso<br />

<strong>con</strong>tenido se derrama al suelo. Por <strong>con</strong>siguiente, hay <strong>que</strong> comprender <strong>que</strong>,<br />

para <strong>que</strong> la psi<strong>que</strong> intuitiva se fortalezca, es necesario <strong>que</strong> la bondadosa y solícita<br />

protectora se retire. O quizá podríamos decir más propiamente <strong>que</strong>, al final, nos<br />

Sentimos obligadas a abandonar a<strong>que</strong>l cómodo y agradable tête—à—tête no por<strong>que</strong><br />

nosotras lo hayamos planeado así y tampoco por<strong>que</strong> ya estemos completamente<br />

preparadas para ello —una nunca está completamente preparada—, sino<br />

por<strong>que</strong> algo nos espera en el lindero del bos<strong>que</strong> y nuestro destino es ir a su encuentro.<br />

Guillaume Apollinaire escribió: "Los llevamos al borde del abismo y les ordenamos<br />

<strong>que</strong> volaran. El<strong>los</strong> no se movieron. "¡Volad!", les dijimos. Pero el<strong>los</strong> no se<br />

movieron. Los empujamos hacia el abismo. Y entonces volaron."<br />

Es frecuente <strong>que</strong> las mujeres teman dejar morir la vida demasiado cómoda<br />

y demasiado segura. A veces una mujer se ha recreado en la protección de la madre<br />

demasiado buena y desea seguir igual por tiempo indefinido. Pero seguramente<br />

está dispuesta a sentirse angustiada alguna vez, pues, de otro modo, se<br />

hubiera <strong>que</strong>dado en el nido.<br />

A veces, una mujer teme <strong>que</strong>darse sin seguridad o sin certidumbre aun<strong>que</strong><br />

sólo sea por muy breve tiempo. Tiene más pretextos <strong>que</strong> pe<strong>los</strong> tienen <strong>los</strong> perros.<br />

Pero es necesario <strong>que</strong> se lance y se mantenga firme sin saber lo <strong>que</strong> ocurrirá a<br />

<strong>con</strong>tinuación. Sólo así podrá recuperar su naturaleza instintiva. Otras veces la<br />

mujer se siente atada por el hecho de ser la madre demasiado buena para otros<br />

adultos <strong>que</strong> se han agarrado a sus tetas y no están dispuestos a permitir <strong>que</strong> ella<br />

<strong>los</strong> abandone. En este caso, la mujer tiene <strong>que</strong> propinarles una patada <strong>con</strong> la pata<br />

trasera y seguir su camino.<br />

Y puesto <strong>que</strong>, entre otras cosas, la psi<strong>que</strong> soñadora compensa todo a<strong>que</strong>llo<br />

<strong>que</strong> el ego no quiere o no puede re<strong>con</strong>ocer, <strong>los</strong> sueños de una mujer durante esta<br />

lucha están llenos, en <strong>con</strong>trapartida, de persecuciones, callejones sin salida, coches<br />

<strong>que</strong> no se ponen en marcha, embarazos incompletos y otros símbo<strong>los</strong> <strong>que</strong><br />

representan el estancamiento de la vida. En su fuero interno la mujer sabe <strong>que</strong> el<br />

hecho de ser demasiado dulce durante demasiado tiempo equivale a estar un poco<br />

muerta.<br />

Por <strong>con</strong>siguiente, el primer paso <strong>con</strong>siste en desprendernos del resplandeciente<br />

ar<strong>que</strong>tipo de la siempre dulce y demasiado buena madre de la psi<strong>que</strong>. Así<br />

pues, dejamos la teta y aprendemos a cazar. Una madre salvaje está esperando<br />

para enseñarnos. Pero, entretanto, la segunda tarea <strong>con</strong>siste en <strong>con</strong>servar la<br />

muñeca en nuestro poder hasta <strong>que</strong> hayamos aprendido cuáles son sus aplicaciones.<br />

Segunda tarea:<br />

Dejar al descubierto la tosca sombra<br />

En esta parte del cuento, la "podrida" familia putativa 5 irrumpe e el mundo<br />

de Vasalisa y empieza a amargarle la vida. Las tareas de esta fase son: Aprender<br />

de una manera todavía más <strong>con</strong>ciente a soltar a la madre excesivamente positiva.<br />

Descubrir <strong>que</strong> el hecho de ser buena, dulce y amable no permite alcanzar la felicidad<br />

en la vida. (Vasalisa se <strong>con</strong>vierte en una esclava, pero eso no le sirve de nada.)<br />

Experimentar directamente la oscuridad de la propia naturaleza, y <strong>con</strong>creta-<br />

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