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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

distinto en cada hombre. Y la manera de experimentar esta relación es también<br />

distinta. Sólo sabemos <strong>que</strong>, para poder amar, tenemos <strong>que</strong> besar a la bruja y algo<br />

más <strong>que</strong> eso. Tenemos <strong>que</strong> hacer el amor <strong>con</strong> ella.<br />

Sin embargo, el cuento también nos enseña cómo establecer una satisfactoria<br />

relación de colaboración <strong>con</strong> a<strong>que</strong>llo <strong>que</strong> más temernos. Ella es justo a<strong>que</strong>llo<br />

a lo <strong>que</strong> el hombre tiene <strong>que</strong> entregar su corazón. Cuando el hombre se funde<br />

<strong>con</strong> la Mujer Es<strong>que</strong>leto, símbolo de lo psicológico y lo espiritual, se une íntimamente<br />

<strong>con</strong> ella y, como <strong>con</strong>secuencia de esta unión, se une íntimamente <strong>con</strong> su<br />

amante. Para en<strong>con</strong>trar a esta eminente asesora de la vida y el amor, basta <strong>con</strong><br />

dejar de correr, <strong>con</strong> desenredar algunas cosas, enfrentarse <strong>con</strong> la herida y <strong>con</strong> la<br />

propia ansia de compasión y poner todo el corazón en ello.<br />

Por <strong>con</strong>siguiente, cuando al final se cubre de carne, la Mujer Es<strong>que</strong>leto escenifica<br />

todo el proceso de la creación, pero, en lugar de empezar como una criatura<br />

recién nacida, tal como a <strong>los</strong> occidentales se les enseña a pensar en la vida y<br />

la muerte, empieza como un montón de viejos huesos, a partir de <strong>los</strong> cuales se<br />

recubre de carne y cobra vida. Ella es la <strong>que</strong> enseña al hombre a vivir una nueva<br />

existencia. Ella le enseña <strong>que</strong> el camino del corazón es el camino de la creación.<br />

Le muestra <strong>que</strong> la creación <strong>con</strong>siste en una serie de nacimientos y muertes. Le<br />

enseña <strong>que</strong> las actitudes protectoras no <strong>con</strong>ducen a nada, <strong>que</strong> el egoísmo no crea<br />

nada, <strong>que</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> rece<strong>los</strong> y <strong>los</strong> gritos no se <strong>con</strong>sigue nada.<br />

Lo único capaz de crear es el hecho de soltarse y de entregar el corazón, el<br />

gran tambor, el gran instrumento de la naturaleza salvaje.<br />

Así tiene <strong>que</strong> funcionar la relación amorosa, cada miembro de la pareja<br />

transformando al otro. La fuerza y el poder del uno se desenreda y se comparte.<br />

Él le entrega a ella el tambor del corazón. Ella le entrega a él el <strong>con</strong>ocimiento de<br />

<strong>los</strong> ritmos y las emociones más complicadas <strong>que</strong> imaginar se pueda. ¿Quién sabe<br />

qué cazarán juntos? Sólo sabemos <strong>que</strong> recibirán alimento hasta el final de sus<br />

días.<br />

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