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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

Mujer Salvaje y también <strong>los</strong> de la pérdida de la relación del mundo <strong>con</strong> esta profunda<br />

naturaleza.<br />

Por <strong>con</strong>siguiente, a veces no es sólo la mujer la <strong>que</strong> se reseca. A veces también<br />

se res<strong>que</strong>brajan y se reducen a polvo algunos aspectos esenciales del propio<br />

microambiente —la familia o el lugar de trabajo por ejemplo— o la más vasta cultura<br />

circundante, y esta situación afecta y aflige a la mujer. Para <strong>que</strong> ésta pueda<br />

<strong>con</strong>tribuir a enderezar <strong>los</strong> fal<strong>los</strong>, es necesario <strong>que</strong> regrese a su propia piel, a su<br />

sentido común instintivo y a su propio hogar.<br />

Tal como ya hemos visto, no re<strong>con</strong>ocemos nuestra situación hasta <strong>que</strong> nos<br />

<strong>con</strong>vertimos en un ser semejante a la apurada mujer foca: sin piel, ren<strong>que</strong>ando,<br />

casi sin jugo y medio ciega. Menos mal <strong>que</strong> la enorme vitalidad de la psi<strong>que</strong> nos<br />

regala la presencia en el in<strong>con</strong>ciente de un viejo <strong>que</strong> emerge a la superficie de<br />

nuestra <strong>con</strong>ciencia y empieza a llamarnos incesantemente para <strong>que</strong> regresemos a<br />

nuestra verdadera naturaleza.<br />

La llamada del Viejo<br />

¿Qué es este grito del mar? Esta voz del viento <strong>que</strong> llama al niño y lo hace<br />

levantar de la cama y salir a la noche es similar a un sueño <strong>que</strong> surge en la <strong>con</strong>ciencia<br />

del soñador como una simple voz incorpórea. Se trata de uno de <strong>los</strong> sueños<br />

más impresionantes <strong>que</strong> puede tener una persona. En mis tradiciones culturales,<br />

cualquier cosa <strong>que</strong> diga esta voz en el sueño se <strong>con</strong>sidera una transmisión<br />

directa del alma.<br />

Dicen <strong>que</strong> <strong>los</strong> sueños en <strong>que</strong> aparece la voz incorpórea pueden producirse<br />

en cualquier momento, pero muy especialmente cuando el alma pasa por una<br />

situación apurada; en tales circunstancias, el yo profundo se lanza por así decirlo<br />

a la caza. ¡Bang! Habla la voz del alma de una mujer. Y le dice lo <strong>que</strong> va a ocurrir<br />

a <strong>con</strong>tinuación.<br />

En el cuento, la vieja foca surge de su elemento para efectuar la llamada.<br />

Uno de <strong>los</strong> rasgos más característicos de la psi<strong>que</strong> salvaje <strong>con</strong>siste en <strong>que</strong>, si nosotras<br />

no acudimos a ella espontáneamente, si no prestamos atención a nuestras<br />

propias estaciones y al momento del regreso, el Vicio saldrá a buscarnos y nos<br />

llamará una y otra vez hasta <strong>que</strong> algo de nosotras le responda.<br />

Menos mal <strong>que</strong> existe esta señal natural del regreso a casa, tanto más insistente<br />

cuanto mayor es nuestra necesidad de regresar. La señal se dispara<br />

cuando todo empieza a ser "demasiado", tanto en sentido positivo como negativo.<br />

Puede haber llegado el momento de regresar a casa, tanto cuando existe demasiado<br />

estímulo positivo como cuando se registra una incesante disonancia. Es<br />

posible <strong>que</strong> estemos demasiado inmersas en algo, <strong>que</strong> algo nos haya agotado demasiado,<br />

<strong>que</strong> nos amen demasiado o demasiado poco, <strong>que</strong> trabajemos demasiado<br />

o demasiado poco. Todas estas cosas tienen un precio muy alto. En presencia de<br />

un "demasiado", nos vamos secando poco a poco, se nos cansa el corazón, empieza<br />

a faltarnos la energía y surge en nosotras un misterioso anhelo —<strong>que</strong> sólo<br />

acertamos a describir como "un algo"— <strong>que</strong> se intensifica cada vez más. Es entonces<br />

cuando nos llama el Viejo.<br />

En este cuento es interesante observar <strong>que</strong> el <strong>que</strong> oye y responde a la llamada<br />

del mar es el pe<strong>que</strong>ño hijo espiritual. El es quien se atreve a enfrentarse<br />

<strong>con</strong> <strong>los</strong> peñascos y las piedras cubiertas de nieve, quien sigue ciegamente el grito<br />

y quien tropieza por casualidad <strong>con</strong> la enrollada piel de foca de su madre. El inquieto<br />

sueño del niño es un agudo y perspicaz retrato de la inquietud <strong>que</strong> expe-<br />

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