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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

En Barba Azul la psi<strong>que</strong> intenta evitar <strong>que</strong> la maten. Ha dejado de ser ingenua<br />

y utiliza la astucia; pide <strong>que</strong> le <strong>con</strong>cedan un poco de tiempo para prepararse,<br />

en otras palabras, pide tiempo para armarse de valor <strong>con</strong> vistas a la batalla<br />

final. En la realidad exterior, vemos <strong>que</strong> hay mujeres <strong>que</strong> también planean sus<br />

fugas, ya sea de una antigua <strong>con</strong>ducta destructiva o bien de un amante o un trabajo.<br />

Quieren ganar tiempo, esperan el momento oportuno, planean su estrategia<br />

y echan mano de su poder interior antes de llevar a cabo un cambio exterior. A<br />

veces esta inmensa amenaza del depredador basta para <strong>que</strong> una mujer deje de<br />

ser una infeliz acomodaticia y adquiera la rece<strong>los</strong>a mirada de <strong>los</strong> <strong>que</strong> están en<br />

guardia.<br />

Por una curiosa ironía ambos aspectos de la psi<strong>que</strong>, el depredador y el potencial<br />

juvenil, llegan a su punto de ebullición. Cuando una mujer comprende<br />

<strong>que</strong> ha sido una presa tanto en el mundo exterior como en el interior, casi no lo<br />

puede resistir. Es algo <strong>que</strong> golpea de lleno la raíz de quién es ella y entonces decide,<br />

y hace muy bien, matar la fuerza depredadora.<br />

Entretanto, su complejo depredador está furioso por<strong>que</strong> ella ha abierto la<br />

puerta prohibida y empieza a efectuar rondas de inspección en un intento de cortarle<br />

todas las posibilidades de huida. La fuerza destructora se <strong>con</strong>vierte en asesina<br />

y afirma <strong>que</strong> la mujer ha profanado lo más sagrado y ahora tiene <strong>que</strong> morir.<br />

Cuando unos aspectos <strong>con</strong>trarios de la psi<strong>que</strong> de una mujer llegan al punto<br />

de inflamación, cabe la posibilidad de <strong>que</strong> ésta se encuentre increíblemente cansada,<br />

pues su libido se siente arrastrada en dos direcciones <strong>con</strong>trarias. Sin embargo,<br />

aun<strong>que</strong> una mujer esté muerta de cansancio por culpa de sus lamentables<br />

luchas, cualesquiera <strong>que</strong> éstas sean, y por muy grande <strong>que</strong> sea su hambre de<br />

alma, tiene <strong>que</strong> planear la fuga y esforzarse por seguir adelante. Este momento<br />

crítico es algo así como pasarse un día y una noche seguidos a temperaturas bajo<br />

cero. Para poder sobrevivir no tenemos <strong>que</strong> rendirnos al cansancio. Quedarnos<br />

dormidas ahora equivaldría a una muerte segura.<br />

Ésta es la iniciación más profunda, la iniciación de una mujer en la utilización<br />

de <strong>los</strong> sentidos instintivos <strong>que</strong> ella tiene para identificar y desterrar al depredador.<br />

Es el momento en <strong>que</strong> la mujer cautiva pasa de la situación de víctima<br />

a una situación en la <strong>que</strong> se intensifica su perspicacia, sus ojos miran <strong>con</strong> expresión<br />

más taimada y se afina su oído. Es el momento en el <strong>que</strong>, gracias a un esfuerzo<br />

casi sobrehumano, <strong>con</strong>sigue <strong>que</strong> la extenuada psi<strong>que</strong> lleve a cabo su tarea<br />

final. Las preguntas clave la siguen ayudando, pues la llave sigue derramando la<br />

sangre de la sabiduría mientras el depredador trata de impedir <strong>que</strong> adquiera <strong>con</strong>ciencia<br />

de lo <strong>que</strong> ocurre. Su insensato mensaje es: "Si adquieres <strong>con</strong>ciencia, morirás."<br />

La respuesta de la mujer <strong>con</strong>siste en inducirle a creer <strong>que</strong> ella es su<br />

voluntaria víctima mientras planea su muerte.<br />

Dicen <strong>que</strong>, entre <strong>los</strong> animales, el depredador y su presa trenzan una misteriosa<br />

danza psíquica. Dicen <strong>que</strong>, cuando la presa establece <strong>con</strong> el depredador<br />

cierto tipo de servil <strong>con</strong>tacto visual y experimenta un temblor <strong>que</strong> produce una<br />

leve ondulación de la piel sobre <strong>los</strong> múscu<strong>los</strong>, re<strong>con</strong>oce su propia debilidad y accede<br />

a <strong>con</strong>vertirse en su víctima.<br />

* Término forjado por el teólogo y filósofo alemán Rudolf Otto (1869—1937) en referencia a lo divino<br />

o sagrado y <strong>que</strong> Jung identifica <strong>con</strong> lo in<strong>con</strong>ciente, tanto en su incoherencia destructora (el<br />

aspecto demoníaco de Dios) como en su proyecto coherente <strong>con</strong> la realización del Yo (el aspecto<br />

lógico de Dios). (N. de la T.)<br />

Hay veces en <strong>que</strong> hay <strong>que</strong> temblar y correr, y hay otras en <strong>que</strong> no es necesario<br />

hacerlo. En este momento crítico, una mujer no tiene <strong>que</strong> temblar y no tiene<br />

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