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mento General de los Museos 135
(Hernández, de Frutos, 1997, 146).
Varios acontecimientos facilitaron
la ampliación de horizontes
y la progresiva especialización
que se experimentó en los umbrales
del siglo XX. Por una parte se
produjo la recepción del positivismo
en la ciencia histórica y se consagraron
disciplinas como la historia
de la civilización rompiendo la
hasta entonces incuestionable historia
de los acontecimientos políticos.
Esto fue posible en gran parte
gracias a Rafael Altamira 136 y
Ramón Menéndez Pidal, quienes
vislumbraron una especie de historia
integral en la que se interrelacionaban
recíprocamente el paisaje,
las gentes y las costumbres,
la lengua, la literatura y el espíritu
colectivo (Jover, 1999c, 336).
También Bosch señaló cómo, a
principios de siglo, se había iniciado
una nueva época para la arqueología
peninsular, impulsándose
varias empresas importantes
(Bosch, 1945, XV). Entre éstas destacaban
las excavaciones del marqués
de Cerralbo, que habían revelado
la cultura “posthallstáttica”
del centro de España y los estudios
sobre el arte Ibérico, “arte peculiar
cuya existencia ya había presentido
Mélida (…) a los que
pronto siguieron investigadores españoles
(Furgus, Cabré, Pijoan,
Segarra, etc.) y extranjeros (L. Siret,
H. Sandars)” (Bosch, 1945, XV).
La aplicación de la Fotografía a la Arqueología en España (1860-1960)
Fig. 99.- Puig i Cadafalch (dcha.) en la escalinata de acceso a los templos de
Ampurias. Según Cazurro y Gandía (1913-14, fig. 26).
Fig. 100.- Visita a los yacimientos y la fotografía. Puerta sur de Ampurias.
Según Cazurro y Gandía (1913-14, fig. 21).
Los intentos de organización tuvieron su inspiración en el modelo centroeuropeo de institucionalización
de la actividad científica. Entre los principales logros destacan la fundación de la Junta de
Ampliación de Estudios 137 y el Institut d’Estudis Catalans. Su posición ideológica era básicamente crítica
frente a los supuestos culturales y políticos de la Restauración: los de la Institución Libre de Enseñanza,
en el caso de la JAE y los del catalanismo, en el caso del Institut (López Piñero, 1992, 17). La
135 Regidos por el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, se cambió la denominación profesional de Anticuario
por la de Arqueólogo.
136 En su Historia de España y de la civilización española –publicada en cuatro vóls. entre 1900 y 1911– Rafael Altamira convierte la historia
en síntesis global de la historia de un pueblo (JOVER, 1999c, 336).
137 En adelante JAE.
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