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La fotografía en <strong>la</strong> Arqueología Españo<strong>la</strong><br />
con mucha más fuerza que antes 176 . Igualmente, se intentaron fomentar los estudios sobre el período<br />
visigodo y los celtas (Fernán<strong>de</strong>z-Ochoa, 2002, 24).<br />
Las condiciones económicas tras el conflicto condicionaron una menor producción fotográfica<br />
durante <strong>la</strong> primera mitad <strong>de</strong> los años 40. A<strong>de</strong>más, se <strong>de</strong>struyeron colecciones fotográficas y los <strong>la</strong>boratorios<br />
e infraestructuras creadas por <strong>la</strong>s universida<strong>de</strong>s, <strong>la</strong> Junta para <strong>la</strong> Ampliación <strong>de</strong> Estudios e Investigaciones<br />
Científicas o <strong>la</strong> Casa <strong>de</strong> Velázquez. También se hicieron más obvios algunos usos. Así, especialmente<br />
hasta 1950, <strong>de</strong>tectamos un mayor uso <strong>de</strong> <strong>la</strong> fotografía como propaganda. De mostrar el objeto<br />
<strong>de</strong> estudio <strong>de</strong>l arqueólogo, los yacimientos u objetos, <strong>la</strong> fotografía pasó a estar presente en reaperturas<br />
<strong>de</strong> nuevos museos o <strong>de</strong> insta<strong>la</strong>ciones. La fotografía proporcionaba una cierta imagen que el régimen<br />
requería. Por otra parte, nuevos investigadores emergieron con fuerza, <strong>de</strong>stacando A. García y Bellido<br />
o A. Fernán<strong>de</strong>z-Avilés, ambos buenos conocedores <strong>de</strong> <strong>la</strong> fotografía. Se imponía una utilización<br />
cada vez más numerosa que no significaba un aumento en <strong>la</strong> calidad o una extensión <strong>de</strong> sus usos. Entre<br />
los muchos arqueólogos que practicaron <strong>la</strong> fotografía en esta época <strong>de</strong>stacaron, entre otros, B. Taracena,<br />
S. Vi<strong>la</strong>seca, M. Almagro Basch, L. Monteagudo, A. Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Avilés, A. <strong>de</strong>l Castillo, J. Sánchez-<br />
Jiménez, Zuazo, T. Ortego, E. Camps, J. Martínez Santa-O<strong>la</strong>l<strong>la</strong>, A. Ramos Folqués, F. Figueras Pacheco,<br />
A. García y Bellido y A. Beltrán. Pau<strong>la</strong>tinamente revistas como Archivo Español <strong>de</strong> Arqueología editaron<br />
fotografías realizadas por extranjeros –Reinhart, Schlunk, etc.– ilustrando sus trabajos arqueológicos.<br />
Parale<strong>la</strong>mente, <strong>la</strong>s instituciones abordaron <strong>la</strong> formación <strong>de</strong> sus propios archivos y muchas <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s<br />
empezaron a poseer, por primera vez, un fotógrafo en p<strong>la</strong>ntil<strong>la</strong>. De esta forma, mientras que antes <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> guerra sobresalían el Museo <strong>de</strong> Barcelona y el MAN, otros museos como el <strong>de</strong> Albacete, <strong>de</strong> Sevil<strong>la</strong>,<br />
Val<strong>la</strong>dolid y Tarragona parecen emitir ahora sus propias fotografías para <strong>la</strong> investigación. El museo asumía,<br />
así, <strong>la</strong> realización y difusión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s vistas y, con ello, su <strong>la</strong>bor como intermediario y conformador<br />
<strong>de</strong> una cierta visión <strong>de</strong> cada objeto. Archivos institucionales como el Diego <strong>de</strong> Velázquez tomaron un<br />
nuevo impulso a partir <strong>de</strong> 1943. Algunos <strong>de</strong> principios <strong>de</strong> siglo continuaron su trayectoria, como el archivo<br />
Mas <strong>de</strong> Barcelona. Pero surgieron también archivos fundamentales para <strong>la</strong> ilustración <strong>de</strong> <strong>la</strong>s investigaciones,<br />
como el Institut Amatller <strong>de</strong>l Arte Hispánico, al que aportaron fotografías muchos conocidos<br />
investigadores como Gómez-Moreno y que actuaría, por primera vez en España, como lugar <strong>de</strong><br />
referencia al que acudir en <strong>la</strong> búsqueda <strong>de</strong> cualquier imagen peninsu<strong>la</strong>r. Así, por ejemplo, <strong>de</strong> esta proce<strong>de</strong>ncia<br />
eran <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fotografías que ilustraron una conocida obra <strong>de</strong> conjunto <strong>de</strong> este momento:<br />
el Ars Hispaniae (Madrid 1947).<br />
Los testimonios sobre <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> fotografía en los trabajos se incrementaron. Salvador Vi<strong>la</strong>seca<br />
incluía así, en un trabajo sobre <strong>la</strong>s pinturas rupestres <strong>de</strong> Mas <strong>de</strong>l Llort (Rojals, Tarragona) varias<br />
fotografías suyas. Él mismo explicaba cómo “Los calcos y fotografías que publicamos han sido obtenidos<br />
por nosotros. Para hacer más visibles <strong>la</strong>s pinturas se hume<strong>de</strong>cieron cuidadosamente, el menor número<br />
posible <strong>de</strong> veces, siempre sin frotar<strong>la</strong>s, mediante débil presión. Como método <strong>de</strong> estudio nos hemos<br />
servido <strong>de</strong> ampliaciones fotográficas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s figuras al tamaño natural, dado por los calcos, valiéndonos<br />
luego <strong>de</strong> <strong>la</strong>s primeras para <strong>la</strong> comprobación <strong>de</strong> éstos, bajo el control <strong>de</strong>l aparato ampliador y teniendo<br />
en cuenta que, por tratarse <strong>de</strong> fotografías en negro, los sombreados en <strong>la</strong> roca pue<strong>de</strong>n confundirse<br />
con manchas <strong>de</strong> pintura, lo cual pue<strong>de</strong> inducir a error” (Vi<strong>la</strong>seca, 1944, 310, nota al pie 1). En <strong>la</strong><br />
práctica, el autor estaba alterando los originales para obtener una buena documentación sobre <strong>la</strong> que<br />
basar su estudio.<br />
El intercambio <strong>de</strong> fotografías e imágenes parece haberse incrementado en el período. Así, en un trabajo<br />
<strong>de</strong> Torres Balbás, el autor incluyó una bóveda <strong>de</strong>l foro romano <strong>de</strong> Esmirna cuyo autor era E. Camps<br />
Cazor<strong>la</strong> (Torres Balbás, 1946, fig. 23). Muy posiblemente, esta fotografía fue efectuada durante el crucero<br />
universitario <strong>de</strong> 1933, al que Camps asistió y durante el que sabemos realizó fotografías (González<br />
176 Como hemos visto, no había sido un período especialmente atendido por entida<strong>de</strong>s como el Institut d’Estudis Cata<strong>la</strong>ns, cuyo objetivo<br />
último <strong>de</strong> estudiar <strong>la</strong> nación cata<strong>la</strong>na se encontraba más “reflejada” en <strong>la</strong> políticamente más fragmentada cultura ibérica, como ya<br />
había apuntado Prat <strong>de</strong> <strong>la</strong> Riba.<br />
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