GH24 CUBIERTA 2, page 1 @ Normalize - Real Academia de la ...
GH24 CUBIERTA 2, page 1 @ Normalize - Real Academia de la ...
GH24 CUBIERTA 2, page 1 @ Normalize - Real Academia de la ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Conclusiones<br />
varios testimonios que permiten <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r <strong>la</strong> amplia concepción que se tenía, ya en el último tercio <strong>de</strong>l<br />
XIX, sobre <strong>la</strong> utilidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> fotografía. Sintomático resulta, creemos, el estudio <strong>de</strong> T. Fawcett sobre <strong>la</strong>s<br />
transformaciones en <strong>la</strong>s conferencias <strong>de</strong> Arte y Arqueología <strong>de</strong> Gran Bretaña. La conferencia científica<br />
se había configurado como un foro en el que eran fundamentales <strong>la</strong>s <strong>de</strong>mostraciones, experimentos y<br />
<strong>la</strong>s muestras <strong>de</strong> especímenes naturales (Fawcett, 1983, 446). Fuese cual fuese el tema <strong>de</strong> <strong>la</strong> conferencia<br />
o lección había que aducir evi<strong>de</strong>ncias y mostrar ejemplos. Si estas muestras podían ser visuales, tanto<br />
mejor. Nada podía reemp<strong>la</strong>zar <strong>la</strong> experiencia visual.<br />
En realidad, <strong>la</strong> necesidad científica <strong>de</strong> imágenes había comenzado tiempo atrás. Ya en los años 40 <strong>de</strong>l<br />
siglo XIX <strong>la</strong>s socieda<strong>de</strong>s arqueológicas británicas comenzaron sus excursiones a lugares arqueológicos. Sin<br />
embargo, persistían diferentes problemas para el conocimiento y discusión, para fijar atribuciones culturales.<br />
Las obras <strong>de</strong> arte que se discutían en una conferencia no estaban generalmente disponibles en <strong>la</strong>s cercanías.<br />
Los originales, ubicados en colecciones o países lejanos, eran frecuentemente inaccesibles. Como<br />
comprobación se disponía, tan sólo, <strong>de</strong> transcripciones o dibujos más o menos fi<strong>de</strong>dignos, realizados probablemente<br />
a esca<strong>la</strong>s reducidas y por personas que habían realizado su propia interpretación sobre el original.<br />
La ilustración <strong>de</strong> <strong>la</strong>s conferencias hasta <strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> <strong>la</strong> fotografía era útil para explicar los puntos <strong>de</strong><br />
vista generales, pero no para un análisis más <strong>de</strong>tal<strong>la</strong>do y sutil <strong>de</strong> <strong>la</strong> obra o para su comparación con otra.<br />
Lo que se requería, y lo que comenzó a estar cada vez más disponible a partir <strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l siglo<br />
XIX, era el registro fiable <strong>de</strong> los objetos. Un ejemplo <strong>de</strong>stacado en <strong>la</strong> aplicación británica <strong>de</strong> <strong>la</strong> fotografía<br />
lo protagonizó John Ruskin. El conocido historiador <strong>de</strong>l Arte fue pronto consciente <strong>de</strong> <strong>la</strong> “indisputable<br />
evi<strong>de</strong>nce” que su testimonio representaba (Ruskin, 1903-1912). Así, incorporó <strong>la</strong>s imágenes<br />
fotográficas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy pronto –ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el daguerrotipo– a sus investigaciones y conferencias don<strong>de</strong>,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> <strong>la</strong> proyección <strong>de</strong> diapositivas, <strong>la</strong>s pare<strong>de</strong>s acogían numerosas ilustraciones.<br />
Hacia 1900 <strong>la</strong> fotografía se había incorporado <strong>de</strong>finitivamente en <strong>la</strong> arqueología científica británica,<br />
respondiendo a una <strong>de</strong>manda que había comenzado tiempo atrás. Hacia 1890 el tipo predominante<br />
<strong>de</strong> conferencia se había transformado <strong>de</strong>finitivamente. Se <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> mostrar láminas ante <strong>la</strong> general<br />
preferencia por <strong>la</strong> proyección <strong>de</strong> diapositivas. El cambio introducía varias modificaciones en el<br />
propio discurso. El tamaño <strong>de</strong> <strong>la</strong>s proyecciones permitía observar ciertos <strong>de</strong>talles –<strong>de</strong>corativos o constructivos–<br />
que antes difícilmente se podían apreciar. A<strong>de</strong>más, con el auditorio oscurecido, <strong>la</strong> atención<br />
se fijaba especialmente en esas imágenes proyectadas: discurso e imagen se percibían <strong>de</strong> manera simultánea<br />
y se podía transmitir gran cantidad <strong>de</strong> información visual en un espacio <strong>de</strong> tiempo reducido.<br />
Así, pues, <strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> <strong>la</strong> fotografía supuso una significativa transformación en <strong>la</strong> práctica y comunicación<br />
<strong>de</strong>l Arte y <strong>la</strong> Arqueología. Observar este contexto nos hace compren<strong>de</strong>r cómo <strong>la</strong> tradición<br />
<strong>de</strong> estudios arqueológicos anterior a <strong>la</strong> llegada <strong>de</strong>l medio fotográfico fue fundamental para conformar<br />
los usos que se darían a <strong>la</strong> nueva técnica. Los estudios históricos y artísticos habían llegado a un punto<br />
en que <strong>de</strong>mandaban una fuente exacta para el estudio <strong>de</strong>l pasado. Existía una acuciante necesidad <strong>de</strong><br />
imágenes fiables. En este sentido compren<strong>de</strong>mos <strong>la</strong> inmediata adopción que <strong>la</strong> fotografía tuvo.<br />
Parale<strong>la</strong>mente, hemos examinado el significativo caso <strong>de</strong> Italia. En el siglo XIX este país constituía,<br />
con su envidiable riqueza patrimonial, un punto c<strong>la</strong>ve en el acercamiento <strong>de</strong> los occi<strong>de</strong>ntales al pasado.<br />
Como meta tradicional <strong>de</strong>l viajero europeo <strong>de</strong>l Grand Tour, Italia atrajo fotógrafos, arqueólogos<br />
y arquitectos <strong>de</strong> numerosos países. El hecho <strong>de</strong> constituir un lugar <strong>de</strong> encuentro le hizo <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r una<br />
consi<strong>de</strong>rable industria fotográfica ejemplificada en <strong>la</strong> conocida casa Alinari. Sus primeros usos <strong>de</strong> <strong>la</strong> fotografía<br />
estuvieron, por tanto, <strong>de</strong>stinados a satisfacer esta <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> eruditos extranjeros. Un importante<br />
punto en común entre Italia y España era el hecho <strong>de</strong> que ambos compartían una situación económica<br />
y social menos acor<strong>de</strong> con los <strong>de</strong>sarrollos industriales <strong>de</strong>l siglo XIX. Aún con <strong>la</strong>s lógicas diferencias,<br />
Italia habría aplicado <strong>la</strong> fotografía a <strong>la</strong> arqueología al igual que España, siguiendo unas pautas<br />
y utilizaciones aprendidas <strong>de</strong> los viajeros extranjeros que llegaban para estudiar sus antigüeda<strong>de</strong>s. Ambos<br />
fueron receptores –y no actores– <strong>de</strong> <strong>la</strong> técnica fotográfica y <strong>de</strong> sus usos, como <strong>de</strong> <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> a<strong>de</strong><strong>la</strong>ntos<br />
tecnológicos <strong>de</strong>l siglo XIX.<br />
En este <strong>la</strong>rgo proceso <strong>de</strong> adopción <strong>de</strong> <strong>la</strong> nueva técnica po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>stacar, no obstante, ciertas características<br />
específicas <strong>de</strong>l caso español. Aunque socialmente se concedía a <strong>la</strong> fotografía <strong>la</strong> misma vera-<br />
405