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EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

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Poderosa razón tenemos para bendecir al divino Maestro,<br />

pues ha tenido la amorosa solicitud de trazarnos hasta en los<br />

más minuciosos detalles su voluntad acerca de la Comunidad<br />

y sus miembros.<br />

En las inspiraciones nos indica sus voluntades sobre cada<br />

uno de nosotros más personalmente. « Santa María Egipciaca<br />

se sintió inspirada al contemplar una imagen de nuestra<br />

Señora; San Antonio, al oír el evangelio de la Misa; San<br />

Agustín, al escuchar la vida de San Antonio; el duque de<br />

Gandía, ante el cadáver de la emperatriz; San Pacomio,<br />

viendo un ejemplo de caridad; San Ignacio de Loyola, leyendo<br />

la vida de los santos»; en una palabra, las inspiraciones nos<br />

vienen por los más diversos medios. Unas sólo son ordinarias<br />

en cuanto nos conducen a los ejercicios acostumbrados con<br />

fervor no común; otras «se llaman extraordinarias porque<br />

incitan a acciones contrarias a las leyes, reglas y costumbres<br />

de la Santa Iglesia, por lo que son más admirables que<br />

imitables.» El piadoso Obispo de Ginebra indica con qué<br />

señales se pueden discernir las inspiraciones divinas y la<br />

manera de entenderlas, terminando con estas palabras: «Dios<br />

nos significa su voluntad por sus inspiraciones. No quiere, sin<br />

embargo, que distingamos por nosotros mismos sí lo que nos<br />

ha inspirado es o no voluntad suya, menos aún que sigamos<br />

sus inspiraciones sin discernimiento. No esperemos que El<br />

nos manifieste por Sí mismo sus voluntades, o que envíe<br />

ángeles para que nos las enseñen, sino que quiere que en las<br />

cosas dudosas y de importancia recurramos a los que ha<br />

puesto sobre nosotros para guiamos» .<br />

Añadamos, por último, que los ejemplos de Nuestro Señor<br />

y de los santos, la doctrina y la práctica de las virtudes<br />

pertenecen a la voluntad de Dios significada; si bien es fácil<br />

referirlas a una u otra de las cuatro señales que acabamos de<br />

indicar.<br />

«He ahí, pues, cómo nos manifiesta Dios sus voluntades<br />

que nosotros llamamos voluntad significada. Hay además la<br />

voluntad de beneplácito de Dios, la que hemos de<br />

considerar en todos los acontecimientos, quiero decir, en todo<br />

lo que nos sucede; en la enfermedad y en la muerte, en la<br />

aflicción y en la consolación, en la adversidad y en la<br />

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