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EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

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pedirlos. El bienaventurado Alberto Magno obtuvo por sus<br />

oraciones una maravillosa facilidad para aprender, mas el<br />

piadoso Obispo de Ginebra, fiel a su invariable doctrina, «no<br />

quiere que se desee tener mejor ingenio, mejor juicio»; según<br />

él, «estos deseos son frívolos y ocupan el lugar del que todos<br />

debemos tener: procurar cultivar cada uno el suyo y tal cual<br />

es».<br />

En realidad, lo importante no es envidiar los dones que nos<br />

faltan, sino hacer fructificar los que Dios nos ha confiado,<br />

porque de ellos nos pedirá cuenta, y cuanto más nos hubiere<br />

dado, más nos ha de exigir. Que hayamos recibido diez, cinco,<br />

dos talentos, o uno tan sólo poco importa, será preciso<br />

presentar el capital junto con los intereses. El recompensado<br />

con mayor magnificencia no siempre será el que posea más<br />

dones, sino el que hubiere sabido hacerlos más productivos.<br />

Para ser mal servidor, no es necesario abusar de nuestros<br />

talentos, basta enterrarlos. ¿Y qué pago podemos esperar de<br />

Dios si los empleamos no para su gloria y sus intereses, sino<br />

para sólo nosotros, a nuestra manera y no conforme a sus<br />

miras y voluntad? «Como los ojos de los criados están fijos en<br />

las manos de sus señores», así hemos de tener los ojos de<br />

nuestra alma dirigidos constantemente a Dios, ya para ver lo<br />

que El quiere de nosotros, ya para implorar su ayuda; porque<br />

su voluntad santísima es la única que nos lleva a nuestro fin, y<br />

sin ella nada podemos. ¿Quién cumplirá, pues, mejor su<br />

modesta misión aquí abajo? No siempre será el de mejores<br />

dotes, sino aquel que se haga más flexible en manos de Dios,<br />

es decir: el más humilde, el más obediente. Por medio de un<br />

instrumento dócil, aunque sea de mediano valor, o aun<br />

insignificante, Dios hará maravillas. «Creedme -decía San<br />

Francisco de Sales-, Dios es un gran obrero: con pobres<br />

instrumentos sabe hacer obras excelentes. Elige<br />

ordinariamente las cosas débiles para confundir las fuertes, la<br />

ignorancia para confundir la ciencia, y lo que no es, para<br />

confundir a lo que aparenta ser algo. ¿Qué no ha hecho con<br />

una vara de Moisés, con una mandíbula de un asno en manos<br />

de Sansón? ¿Con qué venció a Holofernes, sino por mano de<br />

una mujer?» Y en nuestros días, ¿no ha realizado prodigios de<br />

conversión por medio del Santo Cura de Ars? Este hombre<br />

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