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EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

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prosperidad, en una palabra, en todas las cosas que no son<br />

previstas.» La voluntad de Dios se ve sin dificultad en los<br />

acontecimientos que tienen a Dios directamente por autor; y lo<br />

mismo en los que vienen de las criaturas no libres, porque si<br />

obran es por la acción que reciben de Dios a quien sin<br />

resistencia obedecen. Donde hay que ver la voluntad de Dios<br />

es principalmente en las tribulaciones, que por más que El no<br />

las ame por sí mismas, las quiere emplear, y efectivamente las<br />

emplea, como excelente recurso para satisfacer el orden,<br />

reparar nuestras faltas, curar y santificar las almas. Más aún,<br />

hay que verla incluso en nuestros pecados y en los del<br />

prójimo: voluntad permisiva, pero incontestable. Dios no<br />

concurre a la forma del pecado que es lo que constituye su<br />

malicia: lo aborrece infinitamente y hace cuanto está de su<br />

parte para apartarnos de él; lo reprueba y lo castigará. Mas,<br />

para no privarnos prácticamente de la libertad que nos ha<br />

concedido, como nosotros nada podemos hacer sin su<br />

concurso, lo da en cuanto a lo material del acto, que por lo<br />

demás no es sino el ejercicio natural de nuestras facultades.<br />

Por otra parte, El quiere sacar bien del mal, y para ello hace<br />

que nuestras faltas y las del prójimo sirvan a la santificación<br />

de las almas por la penitencia, la paciencia, la humildad, la<br />

mutua tolerancia, etc. Quiere también que, aun cumpliendo el<br />

deber de la corrección fraterna, soportemos al prójimo, que le<br />

obedezcamos conforme a nuestras Reglas, viendo hasta en<br />

sus exigencias y en sus sinrazones los instrumentos de que<br />

Dios se sirve para ejercitamos en la virtud. Por esta razón, no<br />

temía decir San Francisco de Sales que por medio de nuestro<br />

prójimo es como especialmente Dios nos manifiesta lo que<br />

desea de nosotros.<br />

Existen profundas diferencias entre la voluntad de Dios<br />

significada y la de beneplácito.<br />

1º La voluntad significada nos es conocida de antemano, y<br />

por lo general, de manera clarísima mediante los signos del<br />

pensamiento, a saber: la palabra y la escritura. De esta<br />

manera conocemos el Evangelio, las leyes de la Iglesia,<br />

nuestras santas Reglas; donde sin esfuerzo y a nuestro gusto<br />

podemos leer la voluntad de Dios, confiaría a nuestra memoria<br />

y meditarla. Las inspiraciones divinas y las órdenes de<br />

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