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EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

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Pero semejante deseo necesita templarse por un fiel<br />

abandono. Quiere Dios ser siempre dueño de los dones que<br />

se propone comunicarnos; resérvase el tiempo y la medida en<br />

que nos los ha de conceder, a fin de conservarnos en la<br />

dependencia y la humildad. Una vez que haya comenzado a<br />

colmarnos de favores, no sabemos si quiere concedernos<br />

mayores, conservarnos los concedidos o retirárnoslos. Hay<br />

dones místicos que se conceden por determinado tiempo,<br />

después Dios los quita sin que se hayan desmerecido. Otro<br />

tanto pudiera hacer con las gracias de oración; se puede con<br />

todo esperar que nos las continuará dando, y que irán en<br />

aumento si somos fieles. Dios empero, que continúa siendo el<br />

dueño, nos deja en la ignorancia de sus intenciones, o más<br />

bien nos las oculta con cuidado. ¿Qué hacer en tal caso?<br />

Debiéramos no abandonar jamás la quietud y la noche de los<br />

sentidos, considerándonos felices por la parte que nos ha<br />

correspondido: es en verdad hermosa y envidiable si la<br />

comparamos a la de tantos otros. No cesemos de alabar a<br />

Dios que se ha dignado prevenimos con las bendiciones de su<br />

dulzura, y no tengamos otra preocupación que la de hacer<br />

fructificar la preciosa semilla que ha depositado en nosotros.<br />

El reconocimiento y la fidelidad no pueden menos de regocijar<br />

a este buen Padre y abrirle la mano, en tanto que la ingratitud<br />

y la negligencia lastimarían su corazón delicado y le inducirían<br />

quizá a arrepentirse de sus dones.<br />

El deseo de que hablamos ha de ser paciente, y es preciso<br />

saber esperar el momento de la gracia. Según todos los<br />

autores, los grados de contemplación pasiva son etapas,<br />

períodos, edades espirituales; por lo regular es necesario<br />

hacer una larga estancia en cada una de ellas, antes de pasar<br />

a la siguiente. Dios así lo ha querido para que estos diversos<br />

estados de oración tuviesen tiempo de producir su efecto.<br />

Seamos mucho más cuidadosos de aprovechamos<br />

plenamente del grado presente, que de subir pronto al<br />

inmediato. Por otra parte, ¿no es el adelantamiento espiritual<br />

el fruto que ante todo se espera de estas gracias, y el medio<br />

más seguro, si Dios fuere servido, de preparar nuevas<br />

ascensiones?<br />

Este deseo ha de ser, sobre todo, humilde y vigilante. Si no<br />

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