07.05.2013 Views

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

cuidados de pensar a quién es preciso dar, ya que el Rey de la<br />

gloria quiere ser servido y honrado con equidad. Los que<br />

disfrutan de grandes rentas gastan a veces tanto, que al fin del<br />

año no han conservado más que yo, si es que no se han<br />

cargado de deudas. Yo hago consistir la principal riqueza en<br />

no deber nada.» Y de otra parte, «mi Arzobispado me vale<br />

tanto como el Arzobispado de Toledo, porque me vale el<br />

paraíso o el infierno».<br />

El mismo Santo también decía: «Hemos de vivir en este<br />

mundo como si tuviéramos el espíritu en el cielo y el cuerpo en<br />

la tumba. La verdadera felicidad de aquí abajo está en<br />

contentarse con lo suficiente. ¿Quién no amará la pobreza tan<br />

amada de Nuestro Señor y de la que ha hecho la fiel<br />

compañera de toda su vida? Para aprender a contentarse con<br />

poco, no hay sino considerar a los que son más pobres que<br />

nosotros, porque nosotros no somos pobres, sino<br />

relativamente. Si nos contentamos con lo necesario, rara vez<br />

seremos pobres, y si queremos todo lo que la pasión exige,<br />

nunca seremos ricos. El secreto de enriquecernos en poco<br />

tiempo y con poco gasto, consiste en moderar nuestros<br />

deseos, imitando a los escultores que hacen sus obras por<br />

sustracción y no a los pintores, que las hacen por adición.»<br />

Es preciso, pues, ejercitarse en el santo abandono, porque<br />

de una parte, para evitar la miseria y llegar a la fortuna, no<br />

bastarán el trabajo, el espíritu de orden y economía, ni la<br />

misma virtud. Dios continúa Dueño de sus bienes, los da o los<br />

rehúsa según le place. Por otra parte, ¿sabríamos nosotros<br />

santificar la miseria, o hacer buen uso de las riquezas? No lo<br />

sabemos; sólo Dios pudiera decirlo. Lo mejor será, pues,<br />

ponernos en sus manos, rezando la plegaria del Sabio:<br />

«Señor, no me deis ni la extrema pobreza ni la riqueza;<br />

concededme solamente lo que es necesario para vivir, no sea<br />

que en mi hartura me exponga a desconoceros y decir:<br />

¿Quién es el Señor?, o que la necesidad me arrastre a<br />

cometer injusticias».<br />

Que Dios nos conceda las riquezas, la medianía o la<br />

miseria, habrá siempre una mezcla de su beneplácito y de su<br />

voluntad significada, y, por consiguiente, nosotros habremos<br />

de unir la obediencia al abandono.<br />

123

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!