07.05.2013 Views

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

cosa más que otra? Con tal que agrademos a Dios y amemos<br />

su divina voluntad, esto debe bastarnos y de modo especial en<br />

religión, en donde la obediencia es la que da valor a todos<br />

nuestros ejercicios.» Estemos dispuestos a recibir los cargos<br />

que ella nos imponga; «sean honrosos o abyectos yo los<br />

recibiré humildemente, sin replicar ni una sola palabra si no<br />

fuere preguntado, de lo contrario, diré sencillamente la verdad<br />

como lo siento». No es posible dar a Dios testimonio más<br />

brillante de amor y de confianza que dejarle disponer de<br />

nosotros como El quiera, y decirle: «Mi suerte está en tus<br />

manos»; yo vivo tranquilo en este pensamiento y no deseo<br />

preocuparme de otra cosa.<br />

Cuando el Superior ha hablado, es Dios quien ha hablado.<br />

Ya no se contenta El con declararnos su beneplácito por los<br />

acontecimientos, nos significa también su voluntad por boca<br />

de su representante. El Señor tenía ya sobre nosotros<br />

derechos absolutos; en la profesión religiosa hemos contraído<br />

con El nuevas obligaciones, nos hemos entregado a la<br />

Comunidad. El Superior está oficialmente encargado, en<br />

nombre de Dios y del Monasterio, de exigir de nosotros lo que<br />

hemos prometido; y ¿no es uno de estos sagrados<br />

compromisos el de aceptar que el Superior disponga de<br />

nosotros según nuestras santas leyes? ¿Que nos deje en<br />

nuestro puesto, que nos confíe empleos o nos los quite,<br />

siempre cumple con su misión, y nosotros hemos de ser fieles<br />

a nuestros compromisos. Ora, consulta, reflexiona y decide en<br />

conformidad con su conciencia inspirándose en nuestras<br />

Reglas, y de acuerdo con el personal de que puede disponer.<br />

De nadie depende, sino de Dios y de los superiores mayores;<br />

y por tanto, no ha de pedirnos permiso, ni siquiera exponernos<br />

sus motivos de obrar. Por otra parte, deber suyo es, no menos<br />

que interés suyo y nuestro, procurar ante todo el bien de las<br />

almas. Además, Dios, que nos asigna un empleo, pondrá su<br />

gracia a nuestra disposición, porque no cabe abandono de su<br />

parte cuando, dejando a un lado nuestros gustos y<br />

repugnancias, vamos con esforzado ánimo a donde El nos<br />

quiere.<br />

No tenemos derecho a rechazar un empleo por modesto<br />

que sea; pues ninguno hay vil y despreciable sino el orgullo y<br />

160

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!