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EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

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malicia del demonio y la perversidad de los malvados. Job<br />

pierde hijos y bienes, cae de la opulencia en la miseria y dice:<br />

« El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; se ha hecho lo que<br />

le era agradable; ¡bendito sea el nombre del Señor! ». No dijo<br />

-según acertadamente observa San Agustín-: «El Señor me lo<br />

dio y el diablo me lo quitó, sino el Señor me lo dio y el Señor<br />

me lo quitó; todo se ha hecho como agrada al Señor y no al<br />

demonio. Referid, pues, a Dios todos los golpes que os hieran,<br />

porque el diablo mismo nada os puede hacer sin la permisión<br />

de Dios» Los hermanos de José, al venderle, cometen la más<br />

negra iniquidad; mas él lo atribuye todo a la Providencia, y así<br />

lo manifiesta repetidas veces: «Por vuestra salud me ha<br />

enviado el Señor ante vosotros a Egipto... Vosotros formasteis<br />

malos designios contra mí, mas no me encuentro aquí por<br />

vuestra voluntad, sino por la de Dios, a la que no podemos<br />

resistir».<br />

Cuando Semeí perseguía con sus maldiciones a David<br />

fugitivo y le tiraba piedras, el santo Rey sólo quiso ver en esto<br />

la acción de la Providencia, y calma la indignación de sus<br />

siervos diciéndoles: «Dejadle; Dios le ha mandado<br />

maldecirme», es decir, le ha elegido para castigarme.<br />

En la Pasión del Salvador, los judíos que le acusan, Judas<br />

que le entrega, Pilatos que le condena, los verdugos que le<br />

atormentan, los demonios que excitan a todos estos<br />

desgraciados, son desde luego la causa inmediata de este<br />

terrible crimen. Mas, sin ellos sospecharlo, es Dios quien ha<br />

combinado todo, no siendo ellos sino los ejecutores de sus<br />

designios. Nuestro Señor lo declara formalmente: « Ese cáliz<br />

lo ha preparado mi Padre; Pilato no tendría poder alguno si no<br />

lo hubiera recibido de lo alto. Mas ha llegado la hora de la<br />

Pasión, la hora dada por el cielo al poder de las tinieblas».<br />

San Pedro lo afirma con su Maestro: «Herodes y Pilato, los<br />

gentiles y el pueblo de Israel se ha coligado en esta ciudad<br />

contra Jesús, vuestro santísimo Hijo; mas todo para dar<br />

cumplimiento a los decretos de vuestra Sabiduría». Así, pues,<br />

la Pasión es obra de Dios y aun su obra maestra. «Imposible<br />

dudar; allí está la voluntad de Dios, esa voluntad tan luminosa<br />

que se oculta en esta noche profunda; esta voluntad<br />

invencible es el alma de esta total derrota; esta voluntad tan<br />

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