07.05.2013 Views

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

nuestros hermanos, alguna herida causada a nuestra<br />

reputación, un quebrantamiento en la salud. Puede acontecer<br />

que nuestra negligencia, nuestras indiscreciones,<br />

maledicencias, arrebatos, en fin, nuestro mal carácter, nos<br />

procuren disgustos, humillaciones, mortificaciones, perjuicios<br />

en nuestros intereses. Nuestras faltas nos dejarán tras sí una<br />

turbación, preocupación de espíritu, penosas inquietudes. Dios<br />

no ha querido el pecado, pero quiere sus consecuencias; nos<br />

hace sufrir para curarnos, y nos hiere aquí abajo, a fin de no<br />

verse precisado a castigarnos en el otro mundo. ¡Señor!,<br />

hemos de exclamar entonces, bien merecido lo tengo; Vos lo<br />

habéis permitido, Vos lo habéis querido así, hágase vuestra<br />

voluntad, que yo la adoro y a ella me someto. Todo esto lo<br />

realizamos sin turbación, sin disgusto, sin inquietud, sin<br />

desaliento, recordando que Dios, aunque odia el pecado, sabe<br />

hacer de él instrumento muy útil para conservarnos en la<br />

abyección y en el desprecio de nosotros mismos.<br />

Con esta misma filial tranquilidad aceptaremos las<br />

consecuencias penales de nuestras imprudencias. En opinión<br />

del P. dc Caussade, «apenas hay prueba más mortificante<br />

para el amor propio; y por lo mismo, no existe quizá otra más<br />

santificadora que ésa. No es tan difícil ni con mucho aceptar<br />

las humillaciones que vienen de fuera y que en manera alguna<br />

hemos provocado. Nos resignamos también más fácilmente a<br />

la confusión causada por faltas más graves en sí mismas con<br />

tal que se mantengan ocultas; mas una sencilla imprudencia<br />

que lleva consigo consecuencias desagradables, patentes a la<br />

vista de todos, he aquí sin género de duda la más humillante<br />

de las humillaciones, y ved ahí, por consiguiente, una<br />

excelente ocasión para herir de muerte al amor propio, y que<br />

jamás habremos de desperdiciar. Tómase entonces el corazón<br />

con ambas manos y se le obliga, a pesar de su resistencia, a<br />

hacer un acto de perfecta resignación, siendo éste el momento<br />

más favorable para decir y repetir el fiat de un perfecto<br />

abandono; más aún, es preciso esforzarse por llegar hasta la<br />

acción de gracias y añadir al fiat el Gloria Patri. Una sola<br />

prueba así aceptada hace progresar a un alma más que<br />

numerosos actos de virtud».<br />

San Francisco de Sales «jamás se impacientaba contra sí<br />

221

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!