07.05.2013 Views

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

condiciones requeridas, a hacer algo más por nuestra buena<br />

voluntad, y nos mueve a multiplicar los actos interiores de las<br />

virtudes, a seguir más de cerca a los santos, a nuestro dulce y<br />

amado Salvador Jesús.<br />

En consecuencia, para cumplir todas estas cosas, al<br />

menos en lo que atañe a su obligatoriedad, no hemos de<br />

esperar a que los acontecimientos nos declaren la voluntad<br />

divina, o a que una moción especial del Espíritu Santo nos<br />

incline a cumplirla, porque ya nos es bastante conocida y,<br />

además, la gracia está a nuestra disposición. Por tanto, no<br />

tenemos sino caminar por nuestra propia determinación, fijos<br />

constantemente los ojos en los preceptos, en nuestras leyes<br />

monásticas y en las otras señales de la divina voluntad, a fin<br />

de regular de acuerdo con ella cada uno de nuestros pasos.<br />

No hemos, sin embargo, de adherirnos a todas estas<br />

cosas, sino en tanto que continúen siendo la voluntad de Dios<br />

con respecto a nosotros. Si El deja de quererlas, nos es<br />

preciso despegarnos de ellas para poner todo nuestro afecto<br />

en lo que El quiere de presente, y no querer sino esto, porque<br />

algunos preceptos de Dios no son tan inmutables que no<br />

puedan ser modificados por las circunstancias; y lo propio<br />

sucede con los mandamientos de la Iglesia, como, por<br />

ejemplo: la asistencia a la Misa, el ayuno y la abstinencia en<br />

caso de enfermedad. Con mayor razón Dios podrá modificar<br />

algunas de nuestras obligaciones monásticas, cambiando<br />

nuestro estado de salud u otras circunstancias. Puede<br />

también, según le plazca, dejarnos o retirarnos la facilidad de<br />

ejecutar tal o cual práctica de libre elección. Es imposible a un<br />

solo hombre observar todos los consejos evangélicos o imitar<br />

todas las obras exteriores de Nuestro Señor y de los santos.<br />

Ha de hacerse una elección, que por lo regular la deja Dios a<br />

nuestra iniciativa; sin embargo, hácela con frecuencia El<br />

mismo, disponiendo de nosotros con su voluntad de<br />

beneplácito, por cuya razón habrá en todo esto materia más<br />

que suficiente para el Santo Abandono.<br />

Dios asigna a cada uno el lugar de combate, las armas y el<br />

servicio según la vocación que nos da, o las circunstancias en<br />

que nos pone. En el siglo no se pueden practicar las<br />

observancias del claustro, y la vida estrictamente<br />

194

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!