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EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

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sobre mí, confía su ejecución, por lo me nos en gran parte, a<br />

las causas segundas. Emplea el sol, el viento, la lluvia; pone<br />

en movimiento el cielo y la tierra, los elementos insensibles y<br />

las causas inteligentes. Pero como las criaturas no tienen<br />

acción sobre mí, sino en cuanto la reciben de El, he de Ver en<br />

cada una de ellas un receptáculo de la Providencia y el<br />

instrumento de sus designios. Por consiguiente, «en el frío que<br />

me encoge yo descubriré la Providencia; en el calor que me<br />

dilata, la Providencia; en el viento que sopla y empuja mi navío<br />

lejos o cerca del puerto, la Providencia; en el éxito que me<br />

anima, la Providencia; en la prueba de la adversidad, la<br />

Providencia; en este hombre que me aflige, la Providencia; en<br />

este otro que me causa placer, la Providencia; en esta<br />

enfermedad, en esta curación, en este curso que toman los<br />

negocios públicos, en estas persecuciones, en estos triunfos,<br />

la Providencia, siempre la Providencia». Nada más justo que<br />

ver así a Dios en todas las cosas, y ¡qué tranquila y<br />

santificante es esta manera de pensar y obrar!<br />

Nuestro Padre celestial es en verdad un Dios escondido. Al<br />

modo que ha velado su palabra bajo la letra de las Sagradas<br />

Escrituras y que Jesucristo oculta su presencia bajo las<br />

especies eucarísticas, así Dios, queriendo permanecer<br />

invisible para proporcionarnos el mérito de creer, nos oculta su<br />

acción bajo las criaturas. «He aquí una enfermedad que nos<br />

invade. ¿Cuál es su causa? En apariencia es un capricho del<br />

aire, es el rigor de la estación; en realidad es Dios quien ha<br />

ordenado a estos elementos que nos pongan enfermos. Aun<br />

así Dios persiste entre sombras y nosotros no hemos visto su<br />

rostro. Sin embargo, la enfermedad seguirá su curso, unas<br />

veces se agravará y otras cederá a los remedios. ¿Quién es el<br />

autor de esta agravación o de esta curación? Nosotros<br />

decimos que el médico, su habilidad o su imprudencia. ¡Tal<br />

vez! Mas lo cierto es que Dios está por encima de las causas<br />

segundas, y que El es, en definitiva, el que causa la curación o<br />

la muerte. Si, mas nosotros no lo vemos, y ese nuestro Dios<br />

continúa sin mostrarse... Y más difícil nos es descubrir al<br />

Agente supremo cuanto es mayor la claridad con que se<br />

muestran las causas segundas.<br />

Mediante una fe viva, se miran las criaturas no en sí<br />

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