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EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

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queramos sino lo que Dios quiere, y permanezca sola su<br />

voluntad y no la nuestra. Aquí está la cumbre de la perfección,<br />

y a ella debemos aspirar de continuo. La Santísima Virgen no<br />

ha sido la más perfecta entre todos los santos, sino por haber<br />

estado más perfectamente unida a la voluntad de Dios».<br />

Si queremos, pues, escalar las cumbres de la vida interior,<br />

no hay mejor sendero que el del Santo Abandono; ningún otro<br />

sabría conducirnos tan pronto ni tan lejos. ¡No permita Dios<br />

que consintamos en rebajar la humildad, la obediencia y el<br />

renunciamiento! Estas virtudes fundamentales son, junto con<br />

la oración, el camino siempre necesario y seguro, fuera del<br />

cual se busca en vano la virtud sólida y el abandono de buena<br />

ley. Sigámosle con fidelidad hasta nuestro postrer momento.<br />

Mas cuando hubiéramos llegado por este camino a la<br />

conformidad perfecta, amorosa y filial, entonces habremos<br />

dado con el camino de la santidad.<br />

2. FRUTOS D<strong>EL</strong> <strong>SANTO</strong> <strong>ABANDONO</strong><br />

Artículo 1º.- Intimidad con Dios<br />

El primer fruto del Santo Abandono, fruto tan nutritivo como<br />

sabroso, es una deliciosa intimidad con Dios, fundada en una<br />

confianza llena de humildad.<br />

¿Qué hay de extraño en esto? ¿No es Dios nuestro Padre<br />

celestial y la misma Bondad? Nadie puede comparársele en la<br />

tierra ni por la generosidad, ni por la ternura; El es la fuente en<br />

que reside infinitamente el amor y donde se deriva en nosotros<br />

por participación. Preciso es que Dios Padre ame<br />

amorosamente a los hombres, puesto que para salvarnos no<br />

ha titubeado en entregar a su Hijo Amado, eterno objeto de<br />

sus infinitas complacencias. El Verbo encarnado se ha<br />

dignado amarnos más que a su vida; ¿no es El el Salvador, el<br />

Amigo, el Esposo de las almas? ¿Hubo jamás un corazón<br />

comparable al suyo, un corazón tan abnegado, dulce,<br />

misericordioso, paciente, tardo en castigar y pronto en<br />

perdonar? Es maravillosamente humilde nuestro gran<br />

Hermano mayor, y no quiere estar distanciado de sus pobres<br />

hermanos menores de la tierra. En fin, el Espíritu Santificador,<br />

¿no se ocupa de las almas día y noche, viniendo en su ayuda<br />

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