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EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

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pídeme lo que quieras que te lo concederé». -«Señor,<br />

respondió ella, sólo os quiero a Vos.» Al principio de su<br />

conversión San Ignacio de Loyola fue asaltado de dudas e<br />

inquietudes sin poder hallar un momento de reposo. Mas,<br />

como hombre de fe, lleno de confianza en la palabra del divino<br />

Maestro: el que a vosotros os escucha a mí me escucha,<br />

exclamó un día: «Señor, mostradme el camino que debo<br />

seguir, que aunque no hubiera de tener sino a un perro por<br />

guía, os prometo obedecer con toda fidelidad.» Y de hecho,<br />

supo obedecer con tanta perfección, que se vio libre de sus<br />

escrúpulos y hasta llegó a ser un excelente maestro de la vida<br />

espiritual... Una vez más os diré que obedezcáis en todo a<br />

vuestro confesor, y que tengáis confianza en la obediencia.<br />

«He aquí -decía San Felipe de Neri- el medio más seguro<br />

para escapar de los lazos del enemigo, así como no hay nada<br />

tampoco más dañoso que pretender conducirse según su<br />

propio parecer.» En todas vuestras oraciones pedid, pues, la<br />

gracia, la inestimable gracia de obedecer, y estad seguros que<br />

obedeciendo os salvaréis ciertamente, y ciertamente os<br />

santificaréis.<br />

14. <strong>EL</strong> <strong>ABANDONO</strong> EN <strong>LA</strong>S VARIEDA<strong>DE</strong>S ESPIRITUALES <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> VÍA<br />

MÍSTICA<br />

Artículo 1º.- Vía ordinaria o vía mística<br />

No hablarnos por el momento sino de la oración. y<br />

solamente con relación al santo abandono.<br />

¿Cuál es el fin de la oración? Por ella nos proponemos<br />

rendir a Dios nuestro homenaje; mas también hemos de<br />

buscar en ella la reforma de nuestras costumbres y el<br />

acrecentamiento de todas las virtudes, en especial de la<br />

caridad divina, con el fin de crecer en la vida de la gracia, y<br />

por consiguiente en la vida de la gloria. La oración nos<br />

encamina a este fin, mediante los actos que en ella se hacen,<br />

las gracias que se obtienen y las santas disposiciones en que<br />

nos deja. Y la mejor para nosotros será siempre aquella que<br />

de una manera afectiva y con más acierto nos conduzca a<br />

todo esto.<br />

El venerable P. Luis de la Puente decía, pues, con mucha<br />

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