07.05.2013 Views

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

EL SANTO ABANDONO - AMOR DE LA VERDAD

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

palabra, nos vemos elevados por encima del mundo, de sus<br />

errores, de sus atractivos y de sus temores. ¿En qué<br />

consistirá, pues, la libertad, si esto no es ser libre?»<br />

Hácenos también libres con respecto a Dios mismo.<br />

«Quiero decir -añade el mismo autor- que sea cual fuere la<br />

conducta que Dios observe para con estas almas, sea que las<br />

pruebe o que las consuele, que se acerque a ellas o que<br />

parezca alejarse», puede El permitirse todo, nada las turba,<br />

nada las desanima. «Su libertad para con Dios consiste en<br />

que, queriendo todo lo que Dios quiere, sin inclinarse<br />

-voluntariamente- ni de uno ni de otro lado, sin detenerse a<br />

considerar sus propios intereses, han consentido de antemano<br />

en todo cuanto les acontezca, han confundido su elección con<br />

la de Dios, han aceptado libremente todo lo que les viene de<br />

su parte.»<br />

Hácenos, en fin, libres con respecto a nosotros mismos,<br />

hasta en las cosas de piedad. El Santo Abandono, en efecto,<br />

nos establece en una total indiferencia para todo lo que no es<br />

el divino beneplácito. Desde este momento, dice San<br />

Francisco de Sales, «con tal que se haga la voluntad de Dios,<br />

de nada más se cuida el espíritu», y el corazón llega a ser<br />

libre. «No se aficiona a las consolaciones, mas recibe las<br />

aflicciones con toda la dulzura que la carne puede permitirle.<br />

No digo que no ame y desee las consolaciones, sino que no<br />

aficiona su corazón a ellas. En manera alguna pone su afecto<br />

en los ejercicios espirituales, de suerte que, si por enfermedad<br />

u otro accidente se le impiden, no se disgusta por ello.<br />

Tampoco digo que no los ame, sino que no se apega a ellos.»<br />

Jamás los omite, a menos de no convencerse de que es tal la<br />

voluntad de Dios; mas los deja con entera libertad tan pronto<br />

como el querer divino se manifiesta por la necesidad, la<br />

caridad o la obediencia. De idéntica manera no se irrita contra<br />

el importuno que le incomoda, interrumpiéndole, por ejemplo,<br />

su meditación, pues no desea sino servir a Dios, y «lo mismo<br />

le da hacerlo meditando que soportando al prójimo, y soportar<br />

a éste es lo que Dios exige de él en el momento presente». No<br />

le impacientan las cosas que van contra sus inclinaciones,<br />

pues en manera alguna se deja arrastrar de ellas, sólo desea<br />

cumplir la voluntad divina. La práctica del Santo Abandono le<br />

351

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!