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300 el registro mercantil <strong>en</strong> <strong>colombia</strong><br />
El registro único empresarial y social, rues 301<br />
El <strong>en</strong>vío de información por parte de las <strong>en</strong>tidades estatales se hacía<br />
por medio físico, con intervalos de seis meses, a más tardar los días 15 de<br />
julio y 15 de <strong>en</strong>ero de cada anualidad. Entretanto, las cámaras de comercio<br />
certificaban los reportes consignados <strong>en</strong> sus archivos registrales, bajo la forma<br />
y los tiempos que los reglam<strong>en</strong>tos fueron defini<strong>en</strong>do. En un principio,<br />
estos reportes tuvieron un alcance meram<strong>en</strong>te local, pues hasta antes de<br />
la <strong>en</strong>trada <strong>en</strong> operación del Secop, y su integración con el RUE, las cámaras<br />
de comercio no contaban con una herrami<strong>en</strong>ta tecnológica y jurídica que<br />
permitiera el almac<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to seguro de esos reportes <strong>en</strong> un repositorio común.<br />
Así que <strong>en</strong> los primeros años de vig<strong>en</strong>cia de la Ley 80 de 1993, la información<br />
remitida por las <strong>en</strong>tidades del Estado quedaba vertida únicam<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> los archivos locales de cada cámara de comercio <strong>en</strong>cargada de registrarla.<br />
La Ley 80 de 1993 también creó la obligación, a cargo de las <strong>en</strong>tidades<br />
del Estado, de remitir información sobre convocatorias a licitaciones, a fin<br />
de ser publicadas <strong>en</strong> el boletín m<strong>en</strong>sual de licitaciones y concursos que editaban<br />
las cámaras de comercio a través de la Confederación Colombiana<br />
de Cámaras de Comercio, Confecámaras. En un principio, la información sobre<br />
la int<strong>en</strong>ción de dar apertura a una licitación se hacía por medios físicos.<br />
Luego, la obligación se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió cumplida para la <strong>en</strong>tidad Estatal por<br />
la simple remisión del informe a través de correo electrónico, con indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia<br />
de su publicación material <strong>en</strong> el boletín (cfr. Decreto 066 de 2008).<br />
Convi<strong>en</strong>e m<strong>en</strong>cionar que este boletín no existe <strong>en</strong> la actualidad, pues fue<br />
eliminado por el Decreto-Ley 019 de 2012 (cfr. artículo 224), <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong><br />
que la publicidad electrónica ofrecida por el Secop se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de como mejor<br />
y más efici<strong>en</strong>te.<br />
De otro lado, la Ley 80 de 1993 estableció un procedimi<strong>en</strong>to administrativo<br />
especial para que cualquier persona, previa caución bancaria o de<br />
compañía de seguros, impugnara la calificación o clasificación de los propon<strong>en</strong>tes.<br />
En el mismo s<strong>en</strong>tido, estableció que las <strong>en</strong>tidades del Estado debían<br />
impugnar el registro de los inscritos, cuando fr<strong>en</strong>te a su información<br />
se advirtieran «irregularidades o graves inconsist<strong>en</strong>cias» (cfr. artículo 22.5,<br />
ibíd.). El primer l<strong>en</strong>guaje empleado por la ley no fue el de los recursos de la<br />
vía gubernativa contra los actos de inscripción, sino uno propio del derecho<br />
privado: la impugnación. Con el tiempo, la ley dejaría solo <strong>en</strong> cabeza de las<br />
<strong>en</strong>tidades del Estado el «derecho a impugnar la información de los propon<strong>en</strong>tes»,<br />
dejando a los ciudadanos la posibilidad de hacer uso del recurso<br />
de reposición contra el acto de registro, <strong>en</strong> los términos y bajo las estrictas<br />
condiciones que las normas legales fijaron para el efecto.<br />
De otro lado, con fundam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> los artículos 22.9 y 79 de la Ley 80 de<br />
1993 (Régim<strong>en</strong> de Vig<strong>en</strong>cia e Implem<strong>en</strong>tación del RUP) y bajo los parámetros<br />
del Decreto 856 de 1994 (su primer reglam<strong>en</strong>to), las cámaras de comercio<br />
asumieron la administración del Registro Único de Propon<strong>en</strong>tes el 28 de<br />
octubre de 1994.<br />
Una característica del régim<strong>en</strong> del RUP (y del contrato estatal <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral),<br />
según ya se había advertido, es su cambiante sujeción a la facultad reglam<strong>en</strong>taria<br />
del presid<strong>en</strong>te de la República. A lo largo de los años, los aspectos técnicos,<br />
prácticos y puntuales para la autocalificación y la autoclasificación de propon<strong>en</strong>tes,<br />
las tarifas por los servicios registrales, los modelos de formulario y certificación,<br />
los docum<strong>en</strong>tos de soporte, los reportes de <strong>en</strong>tidades del Estado sobre<br />
contratos, multas y sanciones (<strong>en</strong>tre otros asuntos), sufrieron modificaciones<br />
importantes, introducidas especialm<strong>en</strong>te por los sigui<strong>en</strong>tes reglam<strong>en</strong>tos:<br />
• Decreto 856 de 1994<br />
• Decreto 1584 de 1994<br />
• Decreto 194 de 1995<br />
• Decreto 092 de 1998<br />
• Decreto 393 de 2002<br />
• Decreto 1126 de 2002<br />
• Decreto 3212 de 2012<br />
• Decreto 780 de 2003<br />
• Decreto 3401 de 2003<br />
• Decreto 2763 de 2005<br />
• Resolución 2125 de 1994; Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Industria y Comercio<br />
• Resolución 2497 de 1994; Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Industria y Comercio<br />
• Resolución 403 de 1995; Superint<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Industria y Comercio<br />
Sin embargo, la Ley 80 de 1993 dejó s<strong>en</strong>tadas las bases de la institución<br />
del RUP, tal como la conocemos hoy, <strong>en</strong>tregando a las cámaras de comercio<br />
el registro y la prueba de las condiciones habilitantes del propon<strong>en</strong>te, a fin<br />
de que la <strong>en</strong>tidad convocante califique los aspectos de elegibilidad y, por<br />
sobre todo, que se conc<strong>en</strong>tre <strong>en</strong> la tarea primordial <strong>en</strong> cualquier proceso de<br />
selección posible: elegir la propuesta más favorable al Estado.