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teoria de las relaciones internacionales - Páginas Personales UNAM

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estudios jurídicos, sino <strong>de</strong>l afán <strong>de</strong> los gobiernos <strong>de</strong> no respetar a los otros grupos sociales onaciones.En el caso <strong>de</strong> la relación entre la historia <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>relaciones</strong> <strong>internacionales</strong> y la disciplina <strong>de</strong><strong>relaciones</strong> <strong>internacionales</strong>, Manuel Medina dice: “en el siglo XIX, se <strong>de</strong>sgaja <strong>de</strong> la historia<strong>de</strong> los tratados la llamada historia diplomática, que adquiere gran importancia, sobre todoen Francia, con <strong>las</strong> obras <strong>de</strong> Emile Bourgois y Albert Sorel. La historia diplomáticaconsigue un extraordinario <strong>de</strong>sarrollo en el siglo XX sobre todo a raíz <strong>de</strong> la primera guerramundial y el estudio <strong>de</strong> sus causas, tanto en la Europa continental como en los paísesanglosajones. La historia diplomática constituye, o constituía, una especie <strong>de</strong> cajón <strong>de</strong>sastre en el que se guardaban toda c<strong>las</strong>e <strong>de</strong> materiales relacionados con la historiainternacional: historia <strong>de</strong> los tratados, paces y conferencias <strong>internacionales</strong>; historia <strong>de</strong> <strong>las</strong>guerras y sus causas; biografías <strong>de</strong> sus gran<strong>de</strong>s personajes y su inci<strong>de</strong>ncia sobre la políticainternacional, etcétera. Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que la historia diplomática era, fundamentalmente,una historia <strong>de</strong> la política internacional o política extranjera”. 248Luego dice, parafraseando a Duroselle, que: “La ciencia <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>relaciones</strong> <strong>internacionales</strong> seha <strong>de</strong> limitar a recoger los datos fundamentales <strong>de</strong> la política y <strong>de</strong> la vida <strong>internacionales</strong>.Pero esos datos no constituyen leyes en cuanto no <strong>de</strong>terminan obligatoriamente la políticaexterior <strong>de</strong>l Estado o grupos <strong>de</strong> Estados consi<strong>de</strong>rados, ni la vida internacional <strong>de</strong> uno ovarios grupos <strong>de</strong> individuos, sino que se limitan a indicar la probable orientación <strong>de</strong> talpolítica exterior o vida internacional. Precisamente por este carácter imperfecta mentecientífico <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>relaciones</strong> <strong>internacionales</strong>, su construcción sólo será posiblerecurriendo en gran medida a la historia. Pero la teoría (o estudio) <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>relaciones</strong><strong>internacionales</strong>, no es historia en cuanto tal, sino que consiste en el “estudio científico <strong>de</strong>los fenómenos <strong>internacionales</strong> para llegar a <strong>de</strong>scubrir los datos fundamentales y los datosacci<strong>de</strong>ntales que <strong>las</strong> rigen”. 249Según Merle, la historia se encuentra limitada para estudiar <strong>las</strong> <strong>relaciones</strong> <strong>internacionales</strong>por dos razones: “La primera consiste en que los historiadores están siempre afectados porla reserva <strong>de</strong>l tiempo. La mayoría <strong>de</strong> ellos trabajan sobre el pasado y muy pocos corren elriesgo <strong>de</strong> enfrentarse con el estudio <strong>de</strong> los problemas estrictamente contemporáneos. Nopodríamos reprocharles esta pru<strong>de</strong>ncia, ya que su papel consiste en restituir el pasado y noexplicar el presente...La segunda objeción al monopolio <strong>de</strong> los historiadores proce<strong>de</strong> que a estos últimos lesrepugna, en general, el establecimiento <strong>de</strong> leyes. Fieles a <strong>las</strong> realida<strong>de</strong>s circunscritas en elespacio y en el tiempo, se niegan muy frecuentemente a extrapolar <strong>las</strong> conclusiones queextraen <strong>de</strong> sus análisis. Y no se <strong>de</strong>be precisamente al azar que los historiadores confíen a248 MEDINA, Manuel, op. cit., pp. 38 y 39.249 Ibi<strong>de</strong>m,p.44.

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