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Periodismo de último modelo
(Poniéndonos a punto con el docu-drama)
P rimero se puso de moda el psicodrama, después el socio —
drama como vehículos de comunicación de grupos. Ahora
viene zumbando por los espacios televisivos (léase CBS, NBC,
y ABC. Las tres grandes cadenas norteamericas de televisión),
el docu — drama o sea, un hecho real vertido al público con un
tratamiento “documental” que revive los hechos según nuevas
fórmulas de comunicación donde se aplican y aúnan criterios
periodísticos, esto es, información pura, y montaje tan dramático
como sea posible o lo permitan los hechos porque desde
que el mundo es mundo “no hay nada tan apasionante para
el espectador como la vida misma, el refl ejo más real posible
de los acontecimientos. Esta nueva fórmula periodística permite
ver los hechos no como una historia contada sino como
un argumento “revelado”, puesto que las películas — porque de
películas se trata — se estrenan muy poco después de que los
acontecimientos hayan ocurrido. En el caso del reciente atentado
contra Su Santidad ya los escritores y los periodistas se están
dando a la tarea de reconstruir los hechos “documentalmente”
con los antecedentes precisos para llevar este episodio hasta el
clímax mismo que permita el caso.
Partiendo del supuesto de que esos gigantes de la comunicación
masiva no se equivocan, y puesto que se aprestan —
competitivamente, por supuesto — a lanzar un nuevo producto
al público consumidor televidente (masivo) es porque tienen
asegurado el éxito de antemano.
Pero, ¿qué es o qué pretende ser ese nuevo producto?
¿Qué habrá determinado que compañías tan poderosas
abandonen criterios que representan inversiones incalculables
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