Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Reloj de Sol
pero con todas sus fuerzas, a enfrentar el poder norteamericano
para hacer sentir el criterio de nuestros pueblos, que son
dignos de asumir su autodeterminación histórica sin permitir
que sea excluida de ese destino la amenazada Nicaragua.
Por su parte y concomitantemente, el proletariado externo
al que lúcidamente se refirió Toynbee apunta a tomar conciencia
de que se puede cavar catacumbas muy hondas antes de
convencerse de que es necesario dejarse morir en beneficio de
unos amos tan lejanos como inapelables.
Ese proletariado externo, nuestras masas hambreadas del
continente latinoamericano, que producen trabajo en condiciones
prácticamente de esclavos para una metrópoli que no
los toma en cuenta más que para explotarlos, se llama hoy y
todavía actualmente El Salvador, Guatemala, Honduras, Haití,
Chile, Paraguay... (ay, del Paraguay, duele hasta el nombre).
Cuando reventó en los pueblos de América la voluntad independizadora
que alcanzó su culminación en Ayacucho no
fue por instigaciones foráneas sino por razones históricas de
carácter acumulativo que engendraron el heroísmo y la capacidad
de sacrificio necesarios para hacer posible la culminación
de un proceso emergente desde los mismos conflictos que le
dieron origen.
Actualmente en Centro América se están dando las razones
históricas que determinarán más temprano que tarde la quiebra
de estructuras socioeconómicas ya superadas; no importa
que se trate de apuntalarlas con méritos democráticos de última
hora y con recursos de toda índole de origen externo.
Es por eso que cuando un país se sacude el yugo no ya político
sino económico de la dependencia más atroz entonces a
ese país alzado sobre sus propios pies en actitudes revolucionarias
hay que aniquilarlo. Ese es el caso de Nicaragua y que no
se le llame de otro modo al “horror de lo inexorable”.
El presidente Reagan ha decretado ya la invasión. No la que
va a producirse sino la que ya se está produciendo en la nega-
443