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Valores entendidos de la convivencia
C ada pueblo y cada sociedad crean diversas formas de convivencia.
Esa convivencia orientada hacia el trabajo genera
riqueza y esa riqueza genera a su vez nuevas formas de
convivencias. Las formas de convivencia tienen una base económica
fundamental y varían según el medio en que han de
desenvolverse para que esa convivencia sea estable y efi ciente
generadora de niveles de vida cada vez más satisfactorios para
la comunidad que ejercita tal o cual forma de convivencia.
Asimismo, cada pueblo, en cada circunstancia geográfi ca
ha tenido una cohesión y una atención dentro de su propia esfera
vital que le dan estructura propia durante un tiempo más
o menos largo, y dentro de su particular manera de ser- estar
colectivo, abarcadora de todo ser social, económico y político
de todo ese pueblo. Si usamos un símil antropológico diremos
que ese ser colectivo tiene un esqueleto y su correspondiente
encaje que le permite funcionar, esto es: mover sus articulaciones,
desplazarse con continuidad hacia el desarrollo de proyectos
vitales, variados y tan ambiciosos como lo permite el reto
histórico y geográfi co en que se haya planteado la sobrevivencia
primero y después el desarrollo ulterior de una cultura con
perfi les propios.
A ese esqueleto con sus articulaciones y su correspondiente
musculatura le llamaremos concierto implícito de voluntades
que comprenden a todos y cada uno de sus componentes desde
el nacimiento hasta la tumba; le llamaremos suma de valores
entendidos de la convivencia implícitos dentro de una forma
de cultura particular.
(Si escogemos como modelo para tomar ejemplo una forma
de vida nómada (o seminómada, la kurda en este caso), vemos
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