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Centro America:
catarsis en dos tiempo…
S i catarsis es “purga” y “purifi cación” en sentido lato (etimológico,
griego), si es experiencia que nos llega como tragedia
a la vista involucrándonos — siquiera como espectadores
— en el horror y en la pena que esa tragedia nos impone a
través del destino del héroe — un héroe múltiple, absoluto: un
pueblo entero, primero el de Nicaragua y seguido el de El Salvador,
entonces la catarsis que deberá producirse — tomada
ésta como identifi cación conmocionante y conmovedora (absoluta)
— también será absoluta, a menos que nuestro nivel de
sensibilidad no haya sido invalidado por un largo proceso de
colonialismo mental. Y eso, afortunadamente, no es el caso.
Si catarsis es sufrir con el sufrimiento de otros pueblos el
destino común que nos toca compartir en una hora aciaga u
otra… (aquí la invasión extranjera se produjo en abril, en otros
pueblos sería en septiembre y en otros permanentemente porque
hay una ocupación virtual permanente a nombre de los
intereses de las internacionales famosas), entonces ya no se
trataría de un proceso de identifi cación, sino de una experiencia
en carne propia rediviva en la tragedia de nuestros vecinos
más próximos.
Ahora bien, Nicaragua — el héroe múltiple — se sobrepuso
al destino trágico. Trocó los términos de la tragedia: el héroe
no sucumbe a su destino sino que lo domina, lo transfi gura, y
aunque participa del ámbito de la tragedia se impone a ella en
lo pequeño y en lo grande. En lo inmediato, y más que probable
en lo mediato, gracias al esfuerzo y al sacrifi cio de los más
— del pueblo — ; niega el horror y la pena, no para olvidarlas,
sino para superarlas porque la contingencia colectiva así lo de-
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