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La fi sonomía de las cosas
(Leyendo a Virginia Wolf)
La fi sonomía de las cosas que nos rodean nos hace señas y
guiños — simpáticos o antipáticos — a los que somos susceptibles
en la medida en que nos permitimos ser el espejo de
ellas. Pero la percepción neutra de lo que nos rodea suele ser
tan poco común como notable es la diferencia de los estados de
ánimo con que contemplamos el entorno.
La fi sonomía de las cosas… la luz o la sombra que las envuelve,
el aroma que de ellas emana, el toque que ellas dejan en
nuestras manos; hasta el agua que paladeamos en circunstancias
diversas cambian según valoraciones simples o sutilísimas
que van alterando su ser y estar, su presencia, hasta su naturaleza
intrínseca no tanto de ellas en sí mismas sino de nuestro
trato con ellas… Pero, ¿es que ellas son el refl ejo de nuestro ser
o nosotros somos su eco?
Las campanadas del reloj de la consola, por ejemplo, nos
consuelan o nos desconsuelan — como música de agua mansa
que corre o como horrible golpear que martiriza el tímpano
— a pesar de ser de un mismo reloj a una misma hora pero en
distintos cambios de humor o de sentimientos.
Suena el reloj con el cuarto pasado de una hora en la tarde
veraniega. Queda en el aire la pregunta fugaz.
EL SILENCIO
El silencio no es lo que todos callan sino la voz de la verdad.
Es la aurora de la verdad.
Como en las facetas del diamante tallado caben todos los colores,
en el silencio cabe la intuición de todo lo desconocido.
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