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La Siembra del Mástil
U n mástil es la siembra — en vilo — de una idea. La estructura
— síntesis de una voluntad; la vertical precisa —
fruto de un despojo necesario y previo — para ser repoblada
con ramajes multiplicados que van desde el empirismo simple
(inmediato) a la abstracción más audaz.
Un mástil es… la aplicación más ambiciosa de la geometría
del telar; paños y lienzos esgrimidos por el puño del hombre
en alturas que osan convocar a las constelaciones alrededor de
un índice que indaga para obligarlas a responder, en lenguaje
humano, un cuestionamiento ilimitado.
La siembra del mástil suponía buscar el centro de gravedad
de una estructura trascendente; suponía encontrar el ombligo
del mundo para desde él partir a engendrar mundos nuevos.
La siembra del propio mástil es la rúbrica de un hombre. Su
vocación trascendente.
La siembra del mástil supone sustituir al hombre–naturaleza
por el hombre- pensamiento para llegar al hombre- cosmos.
Partir del ser individual al ser universal.
Y también podría ser un ser colectivo al que los antiguos
habrían llamado tal vez argonautas — en busca del Vellocino
de Oro — y que hoy llamaríamos Humanidad en busca de la
paz.
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