Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Carmen Quidiello de Bosch
Cuando la fuerza impulsora de la información todavía estaba
circunscrita a las clases dominantes era natural que las relaciones
de causa y efecto no fueran tan evidentes como en la actualidad
cuando la población de cualquiera de los países de un área determinada
conoce con detalles no ya la toponimia donde se proyecta
y realiza una lucha revolucionaria sino también las razones profundas
de esa lucha que no tienen por cierto nada de exotismo —
ni siquiera ideológico como se aduce maliciosamente — sino que
son absoluta y completamente idénticas entre sí porque corresponden
a las mismas estructuras sociales, económicas y políticas y
hasta las mismas razones históricas que les dieron origen.
Sin acudir, por supuesto, a la candidez de la simplificación
pero teniendo en cuenta la fuerza de los hechos que se ofrecen
a nuestros ojos nos preguntamos:
¿Cuántas veces — ay, cuantas! — fueron las gentes del
pueblo nicaragüense a depositar sus votos esperanzadas en las
urnas de los Somozas que se presentaban a elecciones “libres”
cada vez que les convenía?
¿Cuántas veces no fueron esas mismas gentes defraudadas
en su dócil obediencia al mandato ultrademocrático de acudir
a las urnas?
¿Es que en cada ocasión mejoraron su vivienda, los problemas
de salud e higiene, de la educación de sus hijos, su seguridad
social, su derecho al trabajo, su posesión de tierras o de
bienes de consumo?
No.
Nada cambió en más de 40 años. Todo quedó instalado y
reinstalado para beneficio de las minorías gracias a la “democracia”,
al voto, a las candidaturas vitalicias perfectamente asimiladas
a la democracia norteamericana y gracias al poder de
las armas de ejércitos vendidos al odio contra el pueblo como
fuerzas virtualmente mercenarias.
¿Es, pues, de extrañar que en el contexto de los hechos vividos
por el pueblos y de los posteriores — ya históricos — de
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