Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Carmen Quidiello de Bosch
ese momento la comunidad internacional sabe que desafiando
amenazas, horadando el silencio, miles de mujeres argentinas
desfilan todos los jueves frente a la Casa de Gobierno, en ese
ágora de las protestas populares que es la plaza de la que tomaron
su nombre las Madres de Plaza de Mayo.
Adelina se acerca confiada a la entrevista con la Revista
“Ahora” de República Dominicana. La encontramos en el Diálogo
de las Américas, donde discuten intelectuales de las dos
orillas del Río Bravo. No ha venido — como ella misma dijo
en su intervención — “acreditada por las dotes del intelecto,
sino por las del sentimiento”, a decir sus sencillas verdades, a
expresar que “la desaparición implica la pérdida de identidad
radical de la persona, y por eso es el más perverso de los recursos
represivos”.
“Vinimos a este foro porque vamos a todos los foros internacionales
para proseguir con nuestra denuncia, para hacer saber
al mundo entero que no van a lograr acallarnos”. Lo asegura
sin estridencias, sabiendo que dentro de pocos días volverá a
esa Argentina donde nuevamente están allanando de madrugada
los domicilios de las Madres de Plaza de Mayo, donde se han
renovado las amenazas, a pesar de “las promesas de apertura
democrática”.
Al lado de Adelina hay otra mujer, Susana Míguez, que tiene
secuestrado a su esposo. Muestra otra faceta del drama de
los desaciertos. Susana tuvo que irse del país con sus tres hijos.
En México apoyó la lucha de las Madres e intervino activamente
en la creación del COSOFAM, un organismo de solidaridad
y denuncia, que labora para difundir en el mundo lo que los
familiares de los detenidos — desaparecidos y presos políticos
reclaman en la Argentina.
Ambas exhiben múltiples presentaciones y documentos
de organismos internacionales. También recortes de periódicos
argentinos, que demuestran cómo una brega incesante
ha logrado perforar las mallas de la censura. Papeles, testimo-
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