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Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

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Carmen Quidiello <strong>de</strong> Bosch<br />

y su afán <strong>de</strong> servicio lo que hace que en términos concretos,<br />

estadísticos y prácticos, no se la pue<strong>de</strong> ignorar ni un día, ni<br />

una hora, ni un minuto como cuando, por su acción directa y<br />

eficiente, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> ella la vida y el bienestar <strong>de</strong> un recién<br />

nacido que podría ser su hijo.<br />

¿Y acaso en nuestro mundo sub<strong>de</strong>sarrollado la sociedad no<br />

pasa <strong>de</strong> ser ella misma una recién nacida?<br />

Por su falta <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo lo es, por cierto. Y la mujer — en<br />

ella — no pasa nunca <strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rada como una párvula.<br />

Como párvulas se trata todavía a nuestras mujeres. Como<br />

menores <strong>de</strong> edad incapaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir sobre sus propias vidas<br />

en tanto se espera <strong>de</strong> ellas, eso sí, los mayores sacrificios; se<br />

confía en ellas la integridad <strong>de</strong> la familia. Son el <strong>de</strong>pósito inviolable<br />

<strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s privadas y ciudadanas porque <strong>de</strong>ben<br />

ser íntegras, responsables, meritorias y, sobre todo, austeras y<br />

capaces <strong>de</strong> ahorrar el centavo que ingrese por la vía <strong>de</strong>l varón o<br />

por su propio esfuerzo.<br />

Al calor <strong>de</strong> la conversación alguien agrega que, si bien segregada,<br />

si bien alienada y marginada <strong>de</strong>l reconocimiento <strong>de</strong><br />

su propia función y valía, la mujer, como parte <strong>de</strong> la misma sociedad<br />

que la segrega, la aliena y la margina, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser ella<br />

— como sujeto y en cierta medida — responsable <strong>de</strong> esos males<br />

que la inhiben y la <strong>de</strong>scalifican. Naturalmente que tal responsabilidad,<br />

si en modo alguno se justifica, sí se explica por razón<br />

<strong>de</strong> los patrones culturales vigentes que rigen cada una <strong>de</strong> las<br />

capas sociales, y no a una sola específicamente por el hecho <strong>de</strong><br />

ser más <strong>de</strong>sposeída <strong>de</strong> bienes materiales, sino en todas y cada<br />

una <strong>de</strong> esas capas y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los convencionalismos más hipócritas<br />

o más sofisticados según se vaya remontando la escala<br />

socio-económica en que la mujer se halle ubicada<br />

Esos patrones culturales, junto con los hábitos alimentarios<br />

<strong>de</strong> una comunidad — los más difíciles <strong>de</strong> cambiar — persisten<br />

en todo lo relativo a la diferencia <strong>de</strong> sexos y a la conducta aceptable<br />

(aceptada) a partir <strong>de</strong> esas diferencias, las cuales, lejos <strong>de</strong><br />

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