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La mujer como factor integral
L a mujer como factor integral no es distinta a la mujer tradicional;
la mujer heroíca y abnegada de nuestros pueblos,
de nuestra sociedad en los distintos niveles en que vive y comparte
con el hombre la lucha por la vida… (la única diferencia
es que ella lo hace sin hacer conciencia plena de su función, de
su abnegación, de su sacrifi cio). La mujer como factor integral
conserva toda su capacidad de lucha, toda su abnegación de
siempre, pero lo hace sin aceptar una sumisión y un conformismo
y una marginalidad culpable, un colonialismo mental y una
satisfacción permanente.
Si en orden familiar nos toca y nos corresponde asumir
como mujeres y como madres de familia todos los avatares y
todos los riesgos de la lucha por la vida; si en el orden político
nos toca afrontar y compartir la dura realidad de una lucha
consecuente — con toda su secuela de sacrifi cios — es hora
de calibrar nuestras fuerzas, hacernos conscientes de nuestro
potencial y aplicarnos — asumirnos — como factor integral,
no como subproducto de las decisiones tomadas por el hombre
en una sociedad que todavía no ha hecho conciencia plena de
sus deberes y de sus derechos; en una sociedad tradicionalista
donde el hombre es supuestamente el proveedor por excelencia
pero la mujer es realmente la responsable última a la hora de
los riesgos totales, de las emergencias, llámense éstas carcelazo,
exilio, desempleo, enfermedad, invalidez o muerte, puesto que
la sociedad — como tal — no ha creado todavía la institucionalidad
sufi ciente y necesaria para enfrentar todas esas eventualidades
y para cubrir esos riesgos…
Al asumir la responsabilidad de establecer criterios sobre
las cosas y los casos que nos afectan en todos los órdenes, no es-
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