Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

¿Vocación de catástrofe?
V ista por los ojos de un extranjero que llegara — inadvertido,
por supuesto — a la Capital, ésta — hasta hace muy
poco — ha sido la capital del absurdo. Aquí anida la belleza de
un clima paradisíaco y de una Naturaleza espléndida, que en
estos días se hace fulgurante por la limpidez de la atmósfera en
la estación que corre — no axial del aire que respiramos y aquí
también se aposentan, cada vez que hay un desajuste, presupuestario,
el horror y la pestilencia por el amontonamiento de
basura que no es — no puede seguir siéndolo — un problema
que confronte el Cabildo como tal, cualquiera que sea el grado
de su inefi ciencia, sino la ciudadanía como un todo.
Por largas semanas que parecieron inacabables, nada ni
nadie fue capaz de revestirse de la autoridad sufi ciente para fi -
niquitar en pocas horas una situación tan alarmante como absurda.
Si la coherencia de una familia se mide por la capacidad
de enfrentar una crisis, y por la efi ciencia que demuestre en
resolverla, la coherencia de un conglomerado humano de base
económica, histórica, política, social tan extensa como es una
ciudad capital, se mediría por los recursos que apronta en un
momento dado, para resolver un problema que afecta al bienestar
de todos, porque afecta en principio la salud de todos. Y
la propia estima, y el decoro colectivo…
Independientemente de las razones que hayan asistido a los
huelguistas, que son por cierto muy de tomar en cuenta, hay
una razón de bien público que no puede olvidarse so pena de
incurrir en la sinrazón y el disparate, no ya en función de la
experiencia recientemente pasada sino en razón de que estamos
abocados a repetirla en cualquier momento, no importa el
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