Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Comprando tiempo
E n la búsqueda incesante del ser humano por hallar una senda
segura para enfrentar la lucha por la vida en sus diversos
aspectos, el hombre ha ido desarrollando infi nitos recursos,
desde la sistematización del trabajo hasta la más alta tecnología.
Desde las religiones hasta la fi losofía. Desde las doctrinas hasta
los recursos esotéricos. Desde el empirismo hasta la ciencia.
Desde el instinto hasta la inteligencia. Desde el arte en todas su
formas para enriquecer esa lucha por la vida hasta la fi lantrópica
para ennoblecerla. Todo se ha intentado pero no todo se
ha hecho ni individual ni colectivamente, aunque en una u otra
forma queda mucho por hacer.
Somos depositarios de enormes prejuicios y estos prejuicios
toman tiempo incalculable para ser eliminados o superados.
En toda sociedad, sea judía o islámica, cristiana o hindú, hay
montones de costumbres y usos que no tienen ningún sentido
para los que no pertenecen a ella, y viceversa, hay montañas de
costumbres y usos que aplastan por su peso milenario a los que
pertenecen a ella. El tiempo como factor de superación pasa
lento, lentísimo; se arrastra, por decir así, en medio de los estragos
patéticos del hambre, en medio de pueblos famélicos que
conviven con vacas sagradas intocables, en la India, por ejemplo.
En algunas sociedades tribales persisten costumbres que
aterran por su crueldad. Mientras tanto la alta tecnología occidental
introduce un tiempo multiplicado en aviones de combate
para producir el caos en el Medio Oriente. La aceleración del
tiempo en nombre del progreso es ahí tanto o más culpable que
la desaceleración que padecen las sociedades retrasadas en su
desarrollo. Entre las vacas sagradas y los aviones F-14, aunque
a simple vista parezca un despropósito decirlo, si existe una di-
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