Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Reloj de Sol
padece una inestabilidad sin término agravada por ese ritmo
sincopado hasta el frenesí de la tal propaganda hiperbólica y se
ilusiona posponiendo su hambre en nuevos compases de espera
que lo llevarán inexorablemente a nuevas frustraciones.
En tanto esto ocurre la masa silente se siente agobiada por
esas erupciones casi volcánicas de toda clase de sugerencias
y sugestiones mejor o peor presentadas, y pocos son los que
volteando la vista hacia atrás se plantean el seguimiento –la
contratación en los hechos — de aquellas promesas anteriores
que marchitaron su hechizo a lo largo del camino del último
cuatrenio en el caso específico de esta media isla que copa el
hemisferio de nuestras culpas y pecados, los de todos.
Si cotejamos las imágenes — las figuras, los rostros — de
quienes fueron antes oposición y están ahora en el pleno ejercicio
(léase disfrute) de las prebendas de sus cargos oficiales no
hay que ir más lejos para convencerse de los estragos que para
el pueblo significa el bienestar exagerado, tan manifiesto como
excesivo en rostros cuyas mejillas se ven tan abultadas y lustrosas
que parecen globos que van a reventar de pura satisfacción
material.
Si de comprobar otros extremos se trata, no tenemos que ir
más lejos para fijarnos en las indumentarias que usan personas
que hasta el otro día fueron simples ciudadanos — profesionales
o no — o simples hombres y mujeres que no podrían destacarse
de sus vecinos más que por los méritos o deméritos de su
propia ejecutoria individual.
Y no es de meros sueldos de donde se saca tanta bienandanza,
tanto lujo, tanta ostención malsana.
Digámoslo de una vez… La desfachatez convertida en cosecha
centuplicada en cada año de cuatrenio en cuatrenio no es
la imagen que estimula al pueblo al ejercicio de la democracia
porque mientras tanto ese pueblo se ve a sí mismo más vencido,
roto, desamparado, sin fuerzas para alcanzar un destino mejor,
y no ya en imagen sino en su realidad concreta y cotidiana. Y
409