Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Carmen Quidiello de Bosch
la necesidad de pensar, y si no pueden de otro modo, lo hacen
con ideas que a través de la pantalla chica invaden a su casa, su
mundo familiar, su descanso, y su vida misma. Que invaden su
yo interno, maduro o inmaduro, desarrollado o por desarrollar,
crítico o pasivo, pero que le viene impuesto por la necesidad
impostergable de consumir ideas, repito, aunque sean ajenas,
porque el ser humano no puede dejar de pensar: es, por definición,
y por esencia, un ser pensante.
Supuestamente, todo producto destinado al consumo humano,
especialmente los nutrientes, debe tener una calidad sometida
a control. Así, por ejemplo, si se expenden embutidos
de cualquier tipo o nombre que sean, es de rigor que la carne
que supuestamente ellos contienen sea de una calidad y clase
específica (precisa): puerco o res, o ambos, según el caso… Si
el control de calidad oficial o propio obtiene pruebas de que
esa carne ha sido alterada y que el chorizo, el salami o lo que
sea, lo que tiene es carne de burro, de perro o de gato, aparte de
ser retirado del mercado de consumo humano, se sanciona con
fuertes multas a quien lo fabrica o se le retira la franquicia para
continuar la elaboración de dicho producto.
Ése es un valor entendido en una sociedad que se llame civilizada,
que mientras más civilizada menos trasgresiones de ese
entendido sufrirá. El control de calidad es una ley que afecta la
demanda y por tanto la oferta, suprema ley — la de la oferta y
la demanda — de todo lo que se fabrica y se vende.
La novela (a distancia o tele) impuesta dentro de nuestros
hogares gracias a la franquicia que le concede el televisor encendido
en casa, es un producto también de consumo humano.
De digestión mental, pero es un producto apócrifo, sintético,
elaborado como sustituto de una digestión real que integre
nutrientes no conformistas que irían a desarrollar — de ser suministrados
— la capacidad de pensar del televidente. Mientras
éste ve y oye las telenovelas se despoja de su propia identidad
sin siquiera darse cuenta y se convierte en un receptáculo pasi-
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