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Reloj de Sol
cual ella es portadora deberá ser trasmitido integro, con fervor,
con dignidad, con orgullo de una cultura que tiene su propio
lenguaje: la danza.
Repito: Nadie la detendrá. Nadie la desviará. Y después del
límite — también absoluto –de la propia muerte, alguien recordará,
no importa el tiempo trascurrido, un gesto, un estilo,
una frase hecha de músculos, de voluntad, de espíritu, de inteligencia,
de sensibilidad… Y dirá (dirán): “Yo la vi bailar: fue
un privilegio”.
¡AHORA! *No. 855* 14 de Abril de 1980
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