Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Reloj de Sol
Generalmente a los cabezas de familia no los arredra tanto
el alza de hoy (la del día de la fecha) sino el alza imprevisible que
pende sobre sus cabezas en cada nuevo día del futuro próximo.
El alza de cada día se asimila a veces un tanto inconscientemente
–perentoriamente — por la necesidad de llenar la canasta
familiar a como dé lugar, pero el verdadero terror — la alarma
general para llamarla de alguna manera — también en forma
general — que día a día se van erosionando nuestros recursos y
hasta nuestras reservas. Es ahí cuando cunde el pánico porque
no se ve a la vista, ni tampoco de lejos, mecanismo alguno que
pueda hacer viable una solución.
Ese pánico va erosionando nuestra confianza de poder confrontar
ese mismo futuro con un mínimo de seguridades en
el caso preciso en que se vean comprometidos esos recursos y
esas reservas mencionados porque no hay un tope previsible
para el alza creciente (incesante) del costo de la vida.
Desde luego que la complejidad del tema no puede ser tocada
más que someramente sin recurrir a especialistas en la
materia en categorías tan variadas y vastas como son las económicas.
Pero hay un punto de incidencia en que puede cumplir
un cometido el ciudadano consumidor si se hace consciente de
que uniendo fuerzas con sus iguales puede orientar, o intentar
orientar, no sólo el consumo, el tipo de consumo, y también, en
alguna medida — por modesta que sea — los propios precios.
Entendemos que en muchas comunidades hay organismos
no oficiales, por supuesto, que han asumido en forma específica
la defensa de los intereses del consumidor (naturalmente
a través de asociaciones populares) que velan porque haya —
desde el punto de vista del consumidor — un control de precios
— extensivo a un verdadero control de calidad — no sujeto a
intereses de grupo.
La proliferación de cooperativas familiares hoy día es una
respuesta sensata y — aunque tímida — evidente, para defenderse
del alza del costo de la vida, pero resulta demasiado li-
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