Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Carmen Quidiello de Bosch
Irónicamente el medio mismo se encargó de proporcionarles
un alivio… Un vehículo idóneo para su necesidad de escapar
— siquiera psicológica y momentáneamente — a esa realidad
tan cruel como inescapable.
El escapismo que proporcionó el uso de las drogas se convirtió
así, casi inadvertidamente, en una necesidad básica y mucho
más eficiente que la promesa del triunfo — tan elusivo — y más
enérgica que la proverbial COCA- COLA (“la pausa que refresca”)
sin virtualidad en el infierno que les había tocado vivir…
Una vez consumada la derrota de esas fuerzas invasoras, la
droga — como una estela vengadora — los siguió hasta su propia
casa, hasta su propio medio, y allá, en Norte-américa, tomó
carta de ciudadanía junto con los hijos mestizos productos de
la invasión y de la degradación y de los abusos cometidos.
Una vez implantado (injertado) el hábito en una sociedad
típica de consumo no había más que ampliar el mercado para
que los distribuidores de la droga pudieran asegurarse dividendos
astronómicos, y eso fue exactamente lo que hicieron quienes
suministraban los alcaloides alucinógenos y estupefacientes
en general de cualquiera procedencia que pudiera obtener
ya fuera en Asia (las llamadas opiacáces) o ya fuera en algún
lugar del continente indoamericano, donde crecía silvestre —
como en Perú y en Bolivia — la planta de la coca, un arbusto
que desde tiempos precolombinos proporcionaba a los indígenas
— por medio de la masticación directa de sus hojas — un
cierto alivio para el cansancio y para el hambre.
Ampliar el mercado significaba asegurarse entre la población
más jóvenes e incauta una adición que implantada desde
muy temprano, (En la edad escolar), entre los doce y diecisiete
años mayormente, se crearía el hábito de usar drogas. Las
consecuencias no se harían esperar… Se considera que en los
Estados Unidos hay actualmente más de 24 millones de consumidores
de drogas de todo tipo dependientes ya de por vida de
una droga u otra…
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