Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Fuera de las riendas del tiempo
F uera de las riendas del tiempo, pero dentro de un equilibrio
perfecto entre la quietud defi nitiva y el movimiento infi -
nito — aquietada y al mismo tiempo en tensión — , me sentí
estar en una especie de éxtasis. De haber hecho el más mínimo
movimiento, estoy segura de que mis brazos habrían empezado
a girar como aspas de molino en el sentido al que la hubiera
dirigido el primer impulso… La velocidad así creada vendría
a ser otra dimensión del tiempo y por tanto quedaría de nuevo
atrapada en él, si no dentro de hábitos minuciosos de los que
ya había escapado, sí en giros infi nitos de imprevisibles consecuencias…
Dejo en brazos del éxtasis, pues, toda evolución que
no sea prolongación misma de ese estado y me sumo en él sin
una conciencia activa volcada en una pasividad total como si
mi existencia toda estuviera contenida en una epidermis distinta
a la mía pero perfectamente a tono con el estado atemporal
en que me hallo.
No reconozco en ese estado de pasividad ninguno de los
elementos del éxtasis místico. Ningún foco de luz o deidad me
deslumbra. Nada se agita en esta tierra de nadie aún cuando un
olor característico, que de momento no reconozco, me invade,
sin embargo. Persisto, eso sí, en una forma de alerta más allá de
mis propias facultades. Intuyo pasivamente que me encuentro
en el umbral de la revelación que a no dudar me llega, de súbito,
cuando la epidermis que me contiene sufre una punzada tan
hiriente como dolorosa debido a la ponzoña del escarabajo más
brillante y hermoso jamás imaginado, la cual se ha introducido
con furia en ella desde una dimensión desconocida para mí.
¿Es que el dolor puede ser parte de la revelación o es la revelación
misma?
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