Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

“Divide y vencerás…”
E sa fórmula latina e imperial acuñada en Roma en su día
y que contribuyó en gran medida, gracias a su aplicación
práctica, al inmenso poderío que la todopoderosa urbe ejerció
en la antigüedad como cabeza de un imperio, no parece haber
caducado aún si bien aplicada a otros poderes y a otros pueblos…
Ahí tenemos el ejemplo más bochornoso y cruento: el
Medio Oriente, donde a lo que parece, la Hermandad Árabe no
es sino un mito y el desgaste del pueblo palestino se lleva a cabo
a ciencia y paciencia de todos los que deberían ser sus garantes:
sus hermanos de raza y de religión.
¿Pero, ¿quién divide, quién vence?
La respuesta parecería ser obvia: Israel como poder integrado
política, económica y militarmente no ya para la defensa
de su supervivencia como Estado sino como brazo armado del
poderío norteamericano, como una avanzada hacia el Oriente
Lejano de las fuerzas con las que se dirime y se alienta toda
la agresividad potencial y efectiva de una tecnología bélica en
permanente expansión.
Pero lo obvio no es siempre concluyente. Lo que en verdad
desgasta, asedia y destruye la posibilidad de contender
efi cientemente con Israel y las fuerzas coaligadas a ese Estado
y con el designio de dividir a los pueblos árabes es el fanatismo,
la ignorancia, la fragmentación ideológica y religiosa, las
sectas, los odios heredados, la no actualización de sus posiciones
políticas, la falta de un liderato común cohesionado,
universal, único.
Ya el imperio británico había utilizado en las antiguas tierras
bíblicas todas sus experiencias de dominio y su poder para
aumentar y sostener esa fragmentación al máximo, para intri-
488