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Reloj de Sol
hombre y un oficial esforzado, cumplidor y disciplinado, y también
como un hombre de ideas originales, de gran seguridad en
sí mismo y de valor excepcional.
Cuando en la Segunda Guerra Mundial los nazis invaden
Francia, el intelectual-soldado es llamado a ocupar la posición
de vice-ministro de Guerra y de Defensa en el gobierno de Paul
Renaud, y cuando el mariscal Petain asume el poder — en busca
de un armisticio — De Gaulle, inconforme con esa solución,
abandona París, se traslada a Londres y desde allí lanza el 18 de
junio de 1940 una proclama radiodifundida que hace historia
porque en ella insta a sus compatriotas a seguir la guerra y a
continuar la resistencia bajo el liderato que él asume porque
“Francia no está sola”.
Durante todos esos años De Gaulle afirma su obra como
escritor riguroso y concienzudo. Su obra es también erudita
y brillante. Comanda ideas que al mismo tiempo traslucen su
capacidad de acción y encarna a Francia con lucidez y brillo,
con terquedad y pasión. Sin embargo, su liderato como jefe de
la resistencia debía ser afirmado por encima de las suspicacias
de las fuerzas de izquierda y de derecha. No poseía un status
político propio, pero creía en sí mismo, en su capacidad de liderato
— tal como él calibraba esa capacidad en sus propios
escritos — y tenía una dedicación y una fe absoluta en la causa
de Francia. Para servir esa causa crea el Movimiento de Francia
Libre, con los elementos que encuentra a su alrededor, exiguos
por necesidad en los primeros momentos, pero partiendo de
sus propias capacidades de organizador, y cuando se traslada a
Argelia (1943) ya lo hace como presidente del Comité Nacional
de Liberación, el organismo central del esfuerzo para continuar
la guerra. En septiembre 9, 1944, De Gaulle y su gobierno fantasma
— el Comité de Liberación Nacional — regresan a París
y él encabeza a continuación dos gobiernos provisionales. En
1946 renuncia para no regresar al gobierno hasta el año 1958.
En mayo 1958 (cuando la insurrección que había estallado
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