Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

La fi sonomía del horror:
no así la del engaño
U na diferencia de grados geográfi cos: de ridículas latitudes
y longitudes — aunque igual nos sentimos quebrados y
nuestros miembros aventados por los cuatro horizontes — nos
sustrajo a la experiencia de ser testigos presenciales de la matanza
de Sabra y Chatila. Pero somos testigos en el tiempo… y
un mismo meridiano de dolor, un miedo innominado (igual al
de quien viera la salamandra cruzar el fuego y salir de él viva)
nos convoca.
Y es que ya nada es igual, ni nada será igual después de
Sabra y Chatila. No, nada es igual, ni nada será igual sobre la
faz de la Tierra y en la memoria colectiva de los pueblos del
mundo después de la incursión de exterminio realizada en los
suburbios de Beirut llamados Sabra y Chatila.
Los antecedentes son infi nitos para vergüenza de la Historia:
desde Troya y Numancia y Cartago (“¡Ay de los vecinos!”)
hasta Lídice; desde el exterminio de poblaciones enteras de indios
pueblos y navajos y sioux… los pobladores originales del
norte América, hasta la degradación perpetrada y perpetuándose
por siglos sobre las razas aborígenes de la América nuestra.
Desde el genocidio por hambre del pueblo haitiano llevado
a cabo por una jerarquía política encumbrada vitaliciamente en
el poder. Desde….
Pero lo de Sabra y Chatila tiene un ingrediente específi co y
particularmente odioso y repudiable porque es a un tiempo la
fi sonomía del horror y la del pretendido engaño. Tiene además
un pulso diferente porque fue implementado después (repito,
después) que una fi cha clave (el primer Gemayel) fuera sacrifi -
cado — ¿por quién? — de manera que su eliminación sirviera
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