Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Carmen Quidiello de Bosch
Y no se ha proveído no por falta de estadísticas, sean las del
Ministerio incumbente o de otro cualquiera. La realidad es demasiado
evidente y los números no harían sino añadir hielo a
los resultados irreversibles de un hecho que salta a simple vista:
que nada se hace y nada se hará en tanto se aplique una constante
tan irreversible como la marginalidad: la demagogia
Ahora, cuando se ha destapado la Caja de Pandora, cuando
se ha levantado apenas una punta del velo de los “gastos emergentes”
de administraciones anteriores… se nos revela que el
manejo de la cosa pública — a cualquier nivel — es todo menos
inocente y es, eso sí, culpable.
En la misma medida en que un sólo capítulo de la administración
de turno tenga la posibilidad de encubrir los gastos
más delirantes sin incurrir en responsabilidad; en que los pagos
a los jubilados ya extintos — por ejemplo — sigan llegando a
los bolsillos de funcionarios malversadores y los gastos de representación
sean una canongía tolerada y permanente (una
lotería puntual) según la fantasía y el humor del incumbente
(también de turno)… en esa misma medida se erosionará la
posibilidad de crecimiento máximo del presupuesto educacional
de la nación, crecerá la marginalidad de los niños dominicanos
porque los recursos que debieran ser allegados para ellos
en forma de educación y de escuelas se pierden en el camino en
una especie de danza macabra, en una “olimpiada” permanente
por arrasar con la porción de presupuesto que queda a la mano
de quienes “se fajaron en la campaña electoral próxima pasada”
(cualquiera), y que por tanto tienen patente de corso para “hacerse”
según la frase acuñada en el argot político criollo.
Piénsese de una vez por todas en que los gallos alzados en
nuestro paisaje deben cantar para todos los niños dominicanos
anunciándoles las claridades de cada día (incluida la de la
educación); piénsese en eliminar los gastos suntuarios del presupuesto,
en erradicar para siempre la palabra “exonerado” en
los carros de lujo que pululan en las calles de nuestra capital, en
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