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Prosa de lo prosaico… pero con esperanza
(Porque el PLD es la vía)
R ampante, ávida y trepadora — ella, la pequeña burguesía,
sin excluir la mediana y especialmente la mediana — intensa
en la escalada del chisme; abúlica en el reconocimiento
de méritos ajenos; manipuladora, egocentrísta; inmersa en la
insufi ciencia y en la mediocridad de medios y de fi nes; camaleónica
y transformista, metamorfosea los apetitos en ideales
y hasta en “ideologías” oportunistas; éstas en métodos de
competencia y la competencia misma en mercadería sin escrúpulos.
Proclive a la genufl exión y a la complacencia hacia los
mecenazgos que encuentre a su paso. Innoble en la soberbia
de pacotilla hacia los humildes: incapaz de cohesión como
estrato de una clase; resueltamente no autoclasifi cable y hasta
irreconocible para sí misma en su identidad cambiante e improvisada.
Incapaz también de liquidez y de fl uidez para formar
cuerpo con las masas oprimidas en forma válida y permanente.
Compasiva sí, en términos individualistas. Indiferente
— a la hora de hacer gravitar su realidad social en un área de
cambios comprometedores — a todo lo que no sea su propia
movilidad y promoción — no su desarrollo — ; su apetecida
ascensión meteórica, no su culminación esforzada, progresiva
y necesaria.
Aparece en el horizonte visible de la lucha de clases como
un continente siempre a medio descubrir de odios encubiertos.
Como archipiélago de escollos para todo el que señoree
con méritos propios. Pero… y he aquí la esperanza, si como
dijo Marx — aunque no sean estás sus palabras exactas — , en
todo proceso revolucionario la pequeña burguesía tendrá un
papel que jugar, ocupémonos con seriedad en ver a esa peque-
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