Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Liv Ullman como una nueva mensajera de
los dioses.
(En su papel de Embajadora de Buena Voluntad del Fondo
de las Naciones Unidas para la Infancia)
E n el esplendor de la máxima sencillez y de la gracia nos
llega de playas y cielos lejanos una mujer que por sus características
de amplia capacidad de movimiento y expresión bien
podría ser llamada “la mensajera de los dioses”.
Viene como portadora de un simple mensaje: el de no olvidar
a las criaturas más vulnerables que existen: los niños desvalidos
del mundo… Sus propias palabras en el momento mismo
de su arribo explican su papel de embajadora de buena voluntad
del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia con el cual se
ha hecho presente aquí en nuestro país. “Yo tengo acceso, dice
la embajadora, a los medios de comunicación mundial y por lo
tanto puedo hablar en benefi cio de aquellos millones de niños
que carecen de medios de satisfacer sus necesidades”.
Nada aparentemente más simple y más natural ni más acertado
que ese Fondo (UNICEF) se valga de esta mensajera de
excepción para requerir la atención de la opinión pública y privada
en los países que esta personalidad visite. Y puesto que a
ella le sobran glorias cosechadas a través del arduo ejercicio de
su arte, en el que es sin discusión una consagrada, se sabe, sin
lugar a dudas, que nada pide en cambio. Antes bien, su aporte
y su esfuerzo son absolutamente sinceros y desinteresados, lo
que se trasluce en el gesto que recogen las cámaras fotográfi cas
de los periodistas informativos.
Sin maquillaje y vistiendo pantalones de tela rústica y camisa
de punto la vemos descendiendo de la escalerilla del avión
en alpargatas y recibir con gesto claro un ramo de fl ores que ella
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